ENTREVISTA/ Cambios en la percepción social de la enfermedad

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J.P.R. Madrid | viernes, 26 de julio de 2013 h |

El profesor de Sociología de la Universidad de Navarra, Alejandro Navas, explica que en el siglo XX se ha producido un cambio en la percepción de la enfermedad por parte de la sociedad que ha influido en el funcionamiento del sistema sanitario y en la relación médico-paciente.

Pregunta. ¿Por qué ha crecido el miedo a la muerte en la sociedad moderna?

Respuesta. Hace miles de años hasta el siglo XX la muerte estaba integrada en el horizonte vital de las personas, de los grupos y de las sociedades. Las personas se mueren hoy en los centros hospitalarios. La muerte se entiende como un fracaso de la medicina y se enmascara. La gente joven crece sin haber visto morir a nadie. Este fenómeno es paralelo al rechazo del dolor, al sufrimiento. Existen investigaciones punteras para neutralizar el envejecimiento y que tratan de demostrar que fallecer no es inevitable. La gente responde con indignación ante la muerte. Ha cambiado el modo en que la gente vive la enfermedad.

P. ¿Ha provocado este miedo a la muerte cierto encarnizamiento terapéutico?

R. La medicina se ha vuelto científica y tecnológica. Al final todos morimos, con lo cual siempre hay fracaso. Ya que no se puede evitar la muerte se intenta retrasar lo inevitable. Este encarnizamiento afecta más a líderes políticos, estadistas, millonarios… Este encarnizamiento lo solicitan a veces los propios pacientes y otras veces el médico. El final de la vida es un momento muy interesante para investigar… Igual eso alarga la vida tres o seis meses, pero para el médico es muy importante. El médico tiene el interés científico, tecnológico y humano para probar esos nuevos medios.

P. ¿Qué consecuencias tiene sobre el SNS?

R. La geriatría se ha convertido en una especialidad de importancia creciente. Al final esas personas tienen sus patologías propias. Estas personas requieren tratamientos y servicios específicos. De repente cada vez hay más gente mayor que joven en Occidente. La gente de más de 65 supera a los menores de 15 años. La clase médica como todo grupo social quiere defender sus posiciones e intereses. Una forma de hacerlo es ampliar el número de patologías. Esto implica fondos, plazas en los hospitales, cátedras en las facultades. También crece el número de especialidades. Hay una tendencia que se ha denunciado repetidas veces hacia la creación de nuevas patologías. Eso beneficia a muchos.

P. ¿Por qué determinados procesos relacionados con el envejecimiento se consideran hoy enfermedades?

R. En el siglo XX la medicina conoció un desarrollo extraordinario. Se ha quintuplicado la población. Hay mucha más gente mayor. La esperanza de vida era mucho más corta. La gente moría trabajando o se jubilaba y se moría. Ahora la gente se jubila a los 63 o 65 años y vive 20 años más. Tiene por delante una buena porción de años, aunque necesita determinados cuidados.

P. Hablaba antes de la enfermedad, ¿se ha producido también un cambio de percepción del médico en la sociedad?

R. Diferentes encuestas sobre las profesiones demuestran que la bata blanca sigue en cabeza en prestigio. El médico se veía antes como el experto, cumplía una función casi sagrada. Era la persona que alumbraba y protegía la vida. Es una profesión en la que hay una relación de confianza máxima. Pero de repente en el cambio de contexto político, económico, cultural y social, los estados han incorporado la salud a la agenda política. El médico se convierte en un funcionario, en un tornillo del aparato del estado. Se introduce una mentalidad de consumidores y de clientes que tienen sus derechos. Esto ha llevado a que se judicialice la práctica médica con denuncias, querellas. Se ha enrarecido el clima entre médicos y pacientes. El médico especialista moderno no ve pacientes, aplica protocolos.