C. OSSORIO Barcelona | viernes, 25 de abril de 2014 h |

La medición de la progesterona en la primera fase de la estimulación ovárica en ciclos de reproducción asistida es un factor clave debido al impacto que tienen los niveles de esta hormona en el pronóstico reproductivo.

Fue uno de los aspectos destacados por Xavier Santamaría, director del Área Internacional del IVI, durante el Congreso Mundial “Construyendo consensos sobre controversias” en Obstetricia, Ginecología e Infertilidad (COGI), celebrado conjuntamente en Barcelona con la Reunión Anual de la Sociedad Mediterránea para la Medicina Reproductiva.

Según detalla Santamaría, durante la fase folicular, se ha comprobado que cifras por encima de 1,5 nanogramos/mililitro de progesterona en el día que se realiza la punción implican peores resultados debido a un impacto deletéreo a nivel endometrial.

Por tanto, cuando en las mediciones se registran niveles superiores a este valor, no es recomendable la transferencia de embriones durante ese ciclo. Se trata de un aspecto que generó discusión, ya que existían dudas sobre el impacto real del nivel de progesterona, pero Santamaría asegura que, en la actualidad, hay varios metaanálisis “con datos fiables que dan respaldo a esta teoría”.

Ventana de implantación

Por otro lado, una segunda línea de estudio en el IVI está centrada en la determinación de la ventana de implantación dependiendo de los días de progesterona en la fase luteal. Han comprobado que, especialmente en mujeres con fallos de implantación de repetición, existe aproximadamente un 25-30 por ciento de casos en los que el periodo en que el útero está receptivo no se corresponde con el quinto día de desarrollo embrionario, es decir, el momento de la implantación. En algunos casos, este proceso se adelanta uno o dos días, y en otros, se retrasa, de forma que cuando el embrión llega al endometrio, éste ya no está receptivo.

Santamaría señala que en el IVI han desarrollado un test diagnóstico para valorar si el útero es receptivo cuando debe ser, es decir, cinco días después del inicio de la progesterona en el ciclo sustituido. Si no es así, extraen los óvulos para congelarlos y volverlos a implantar en el siguiente ciclo, cuando la ventana de implantación es óptima, corrigiendo de esta manera la asincronía presente entre desarrollo embrionario y endometrial.

En la actualidad, en mujeres con varios ciclos previos sin éxito están logrando tasas de gestación comparables a las normales.

Fragmentación del ADN del esperma

La salud reproductiva del varón también ha tenido su espacio en el congreso, por ejemplo en lo que concierne al impacto de los factores metabólicos, medioambientales y de estilo de vida en la calidad del esperma. Lluis Bassas, jefe del Laboratorio de Seminología y Embriología de la Fundación Puigvert, expone que, si bien resulta muy difícil obtener evidencias, ya que son necesarios estudios observacionales de tipo epidemiológico o metaanálisis, sí gana peso la constatación de que la edad de acceso relativamente avanzada a la paternidad, sumada a la tendencia al sobrepeso o alteraciones como el síndrome metabólico o la diabetes mellitus, produce un empeoramiento de la calidad seminal significativo.

Así, a partir de los 45-50 años, quizá no descienda la concentración del semen, pero sí la movilidad y morfología, en términos moderados. Lo que parece más importante es que aumenta la fragmentación del ADN y el riesgo de anomalías cromosómicas en los espermatozoides —que no se reparan durante la embriogénesis temprana—, debido a defectos del proceso de meiosis adquiridos por el envejecimiento del testítulo, según puntualiza Bassas. Por tanto, no se puede desligar el riesgo de mutaciones, abortos o partos prematuros de la causa masculina.

Asimismo, a partir de los 50 años los hombres adquieren un riesgo de déficit de testosterona parcial, que puede conducir a hipogonadismo hipogonadotrópico o a hipogonadismo primario, que como indica este experto, comprometen la capacidad reproductiva.

La obtención de gametos a partir de células madre forma parte aún de la investigación básica y, aunque se han obtenido resultados muy satisfactorios en ratón, se requiere cautela a la hora de pensar en la utilización de estos espermatozoides con finalidades clínicas. De momento, como ha explicado durante el congreso Anna Veiga, directora del banco de líneas celulares del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona (CMRB), sus estudios tienen la finalidad de ampliar el conocimiento de la espermatogénesis. Por el momento, varios grupos están logrando células germinales primordiales —los precursores del espermatozoide— a partir de células madre pluripotentes, que trasplantan a los túbulos seminíferos de ratones esterilizados, de forma que el final de la espermatogénesis se lleva a cabo en condiciones in vivo. De esta forma, se obtienenespermatozoides morfológica y funcionalmente viables, capaces de fecundar un ovocito y de dar lugar a un embrión.

El siguiente paso, como indica Veiga, sería intentar reproducir estos resultados alcanzados por algunos grupos en ratón, y comprobar que todos los aspectos de seguridad se cumplen antes de empezar las primeras pruebas en otros modelos, como por ejemplo en primates.

En caso de que se llegase a una aplicación clínica, sería para casos muy específicos que presenten azoospermia, puesto que, como aclara Veiga, la mayor parte de los problemas de fertilidad masculina se resuelven mediante ICSI.