C. O. Barcelona | viernes, 21 de marzo de 2014 h |

“La investigación en órganos-en-un-chip integrando microfluídica con sistemas celulares aún está dando sus primeros pasos, pero ofrece enormes perspectivas hacia el futuro de los ensayos de fármacos para diferentes patologías”. Con estas palabras, Josep Samitier, director del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) y catedrático de la Universidad de Barcelona, resume el alcance actual y el potencial de los sistemas basados en bioingeniería y, en concreto, en microfluídica. Con la colaboración de Hernando A. del Portillo, profesor Icrea del Cresib (centro de investigación de ISGlobal), han desarrollado por primera vez a nivel mundial un modelo funcional de bazo en 3D que simula su comportamiento fisiológico, emulando el sistema de retención, filtrado y separación de sangre en este órgano. Lo han conseguido recreando a microescala las propiedades físicas y las fuerzas hidrodinámicas de la unidad funcional de la pulpa roja del bazo.

Una de las aplicaciones de este microchip se encuentra en la malaria, no sólo para poder hacer diagnósticos in situ en zonas endémicas, sino para realizar cribado de nuevos fármacos que puedan ayudar a combatirla, según comenta Samitier. Este dispositivo facilitará el estudio de la función del bazo en esta patología, ya que, como señala Del Portillo, “las limitaciones éticas y tecnológicas han impedido grandes avances en el estudio del bazo y su impacto en malaria”. Ahora, podrán testar con este chip las hipótesis de trabajo anteriores sobre el bazo humano, puesto que, como puntualiza Del Portillo, “en animales pequeños siempre queda la duda de si se pueden extrapolar los resultados a humanos, y en animales grandes, el coste de los ensayos es muy grande”. La oportunidad de realizar esta investigación a nivel de gran escala mediante microfluídica abre por tanto muchas puertas y, si bien en la actualidad no se puede garantizar su fiabilidad, los expertos confían en que en pocos años estos microchips reemplacen en algunas enfermedades a los modelos animales.

De momento, el dispositivo ya se ha probado con glóbulos rojos humanos sanos y en infectados por malaria, trabajo realizado por los investigadores predoctorales Luis G. Rigat-Brugarolas (IBEC) y Aleix Elizalde-Torrent (Cresib/ISGlobal), coautores también de este trabajo.

Samitier señala que, en los últimos tres años, diferentes grupos en el mundo han comenzado a desarrollar sistemas que integran cultivos y sistemas celulares en un chip, imitando el comportamiento del pulmón, el riñón y el intestino.