rocío chiva Madrid | viernes, 30 de enero de 2015 h |

Aproximadamente un 7 por ciento de los pacientes hospitalarios están siendo tratados de una infección que no tenían cuando fueron ingresados. Una cifra que, apunta Emilio Bouza, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Gregorio Marañón de Madrid, se debe principalmente a la alteración de las barreras de defensa naturales al realizar una intervención, la neumonía del ventilado mecánico o del no ventilado mecánico, la colocación de una sonda urinaria o la implantación de un catéter.

Con respecto a esta última causa, Bouza asegura que “hasta el 80 por ciento de los pacientes tienen el sistema vascular conectado” cuando, como señala María Jesús, enfermera del Gregorio Marañón y miembro del grupo de estudio de infecciones asociadas a dispositivos intravasculares (Geidi), muchos de estos catéteres no son en realidad necesarios. En concreto, en una revisión realizada en este hospital, Pérez constató que 185 de los mil catéteres colocados en ese momento no lo eran.

Un dato muy relevante si tenemos en cuenta que, según un estudio publicado en 2012, hasta el 75 por ciento de las bacteriemias provocadas por catéter se pueden evitar. ¿Cómo? Actualizando los protocolos de actuación e informando y concienciando a los profesionales a través de charlas en el hospital y ahora también a través de un proyecto online que busca facilitar el acceso de los profesionales. En la renovación de estos protocolos de actuación se incluye, por ejemplo, la colocación de apósitos transparentes que permiten ver el punto de inserción y que, además, se pueden cambiar cada 7 días. En los casos de pacientes con catéter en vías centrales, hay estudios que destacan que incorporar el antiséptico clorhexidina en estos apósitos, comercializados por 3M como Tegaderm CHG, logran una reducción de hasta el 60 por ciento en estas infecciones en UCI. Cifras que, comparadas con el hecho de que una infección nosocomial puede suponer unos 18.000 euros extra por paciente, explican el porqué de la urgencia por reducir aún más estas cifras. Pero no solo en los pacientes críticos, sino también en los ingresados en planta con catéter periférico que, en números absolutos, suponen una cantidad incluso mayor. Y en mejorar cada día estos porcentajes está ahora inmerso el Gregorio Marañón, que se sitúa en 1,8 casos por cada mil pacientes al año.