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Recientemente, el Hospital Clínic de Barcelona fue uno de los mejor valorados de España por los profesionales sanitarios, según una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) a 281 profesionales médicos. GM ha hablado con el representante de una de las figuras clave del centro, presente en todos los institutos en los que está organizado.
Pregunta. El Servicio de Farmacia Hospitalaria tendrá parte del mérito de esta valoración…
Respuesta. La aportación fundamental que hacemos es que existe un farmacéutico clínico que se integra en el equipo multidisciplinar de cada uno de los diez institutos en los que está organizado el hospital para aportar todo lo que esté relacionado con el fármaco, y para que todo el equipo médico pueda consultarle. Es algo que se decidió en 1997, cuando el centro llevó a cabo un proceso de reingeniería según el cual se crearon los institutos.
Anteriormente, en 1984, se efectuó un gran cambio en el Servicio de Farmacia Hospitalaria, con el objetivo fundamental de organizar la dispensación del medicamento dentro del hospital. La metodología que se aplica es la de distribuirlo por dosis unitaria, y tardamos unos diez años en desarrollarlo.
Además, se han ido aplicando nuevas tecnologías en la dispensación, robotización en la farmacia ambulatoria, almacenamiento tipo Kardex en la hospitalización, sistemas individualizados de dispensación a través de máquinas automáticas… Pero creo que lo que ha ayudado más a dar este impulso es que todo médico sabe que en su Instituto tiene un farmacéutico con el que puede contar.
P. ¿Qué protocolos de seguridad tienen establecidos?
R. Hay un Comité de Seguridad en el hospital y esto se ha aplicado incluso dentro del propio programa de prescripción electrónica. Éste es otro avance importantísimo, desde el 2010 el Clínic aplica la prescripción electrónica incluso asistida, lo que significa que al médico se le da todo el apoyo para poder mirar directamente interacciones, incompatibilidades… Además, mediante este sistema, el farmacéutico de hospital puede intervenir en la validación de las prescripciones que se introducen en el ordenador por el médico, ahí es donde más influye el farmacéutico del instituto.
P. ¿De qué forman llegan las nuevas tecnologías al servicio?
R. Fuimos el hospital que aplicó la telemedicina por primera vez con los enfermos de VIH. Hace mucho tiempo que tenemos una farmacéutica dedicada a sida y a ambulatoria, Maite Martín, que es la que lo desarrolla junto con el responsable del Servicio de Enfermedades Infecciosas y Sida, Josep Maria Gatell. Se contacta con el paciente y dialogan con el farmacéutico, que les envía la medicación a domicilio. En otras enfermedades, de momento, no se ha pedido nuestra colaboración.
Por otro lado, además de la nueva tecnología que implique la logística de farmacia, en el almacenamiento y la dispensación, como las que comentaba anteriormente, también es destacable la tecnología con bombas inteligentes de perfusión, que son las que se están utilizando en Unidades de Cuidado Intensivo para dosificar el medicamento.
En clínica del dolor, se utilizan bombas de perfusión en el abdomen, en estos casos, la farmacia del hospital está haciendo todo lo que puede. Hay tecnología nueva que no se está utilizando porque todavía no la encontramos suficientemente desarrollada, como son robots que preparen citostáticos o mezclas endovenosas. Hemos tenido diferentes oportunidades, pero el hospital ha considerado que no hay bastantes garantías todavía como para asegurarnos de que no tardaremos dos o tres años en implantarlos.
P. ¿En qué situación se encuentran nuevas fórmulas emergentes, como los contratos de riesgo compartido?
R. La realidad es que el Plan de Salud 2011-2015 de Catsalut contempla el establecimiento de 10 a 15 acciones de riesgo compartido (ARC). En Cataluña solo se ha llevado a cabo uno en el Instituto Catalán de Oncología (ICO) con gefitinib, de AstraZeneca. El Hospital Clínic está buscando algún laboratorio que quiera hacerlo, pero lo difícil de esto es cómo se mide el éxito terapéutico, para decidir quién lo paga, si se paga o no se paga. Queríamos hacer uno con fármacos de la hepatitis C, pero todavía estamos en negociaciones.
También falta por conocer lo que los comités de CatSalut establecerán para prescribir ciertos fármacos. Por ejemplo, estamos a la espera de lo que ocurra con telaprevir y boceprevir. Habrá que ver si entre la industria, el hospital y la administración Catsalut logramos llegar a algún acuerdo.
Pregunta. ¿Cómo afectan los recortes al servicio? ¿En qué se puede recortar realmente?
Respuesta. Como en todos los hospitales de Cataluña, la farmacia ambulatoria la teníamos que reducir un 10 por ciento. Los enfermos de VIH son el 45 por ciento de todo el coste, seguido por hemato-oncología, con un 25 por ciento aproximadamente. Por tanto, se ha intentado ajustar al máximo.
P. ¿Cuáles son las consecuencias?
R. En principio los recortes no tienen por qué afectar al acceso a medicamentos. Lo más importante cuando se habla de recortes es sentarse y estudiar en qué cosas podemos ser más eficientes. Es lo que ha sucedido en el Hospital Clínic es que en el 2009-2010 ya se veía que en antiinfecciosos y antifúngicos podíamos hacer una política más eficiente de utilización. Nos reunimos todos los médicos y directores de institutos, con el servicio de infecciones, con farmacología y con farmacia, y tuvo su efecto: bajamos el 24 por ciento en costes de estas familias. Y en 2011 lo volvimos a conseguir. La clave reside en llegar a acuerdos y elaborar protocolos, que pasan por el Comité de Farmacia y se introducen en el SAP, que es el órgano de prescripción electrónica. De esta forma se ha dado pie a que la figura del farmacéutico de instituto sea la que canalice estas medidas. De momento, no hemos recibido ninguna reclamación de algún médico porque no se le facilite la medicación que solicita.