Como la mayoría de los principales sistemas de salud financiados por impuestos, el acceso a la atención sanitaria en España “es muy pobre” y es evidente que se ha deteriorado aún más durante 2014. Son las palabras de Arne Bjornberg, jefe de investigación de Health Consumer Powerhouse, la compañía que elabora el Índice de Consumidores de la Sanidad Europea 2014, que acaba de ser presentado en Bruselas.
Bjornberg insiste en que es fácil culpar de ello a la crisis, aunque considera que con una accesibilidad tan mediocre como la que pone de manifiesto este trabajo debe haber explicaciones adicionales. “Un acceso tan malo es verdaderamente alarmante y una amenaza para la seguridad del paciente y la igualdad entre ellos”, sostiene, insistiendo en que es sabido que muchos pacientes que pueden permitírselo abandonan los servicios públicos de salud.
Este indicador, conocido como EHCI por sus siglas en inglés, ofrece un análisis comparativo de la sanidad de 36 países europeos, haciendo hincapié en aspectos como la accesibilidad, los derechos de los pacientes, los ingresos, el alcance de los servicios, la prevención o la cobertura farmacéutica. El documento se realiza a partir de la combinación de estadísticas públicas, encuestas a pacientes y de una investigación independiente realizada por esta compañía con sede en Suecia.
Según este parámetro, la sanidad española ocuparía el puesto 18, la misma posición que en el informe del año anterior y por detrás de Portugal, Macedonia o Estonia. Holanda, Suiza, Noruega, Finlandia y Alemania se sitúan a la cabeza de este ránking. Llama la atención, por otra parte, que en prevención nuestro país obtenga la máxima puntuación junto a Islandia, Noruega y Suecia.
En su análisis de España, la organización destaca que el declive sanitario parece haberse detenido, a pesar de la crisis, aunque remarca que el aumento de los tiempos de espera es alarmante. El informe pone de relieve que el sistema sanitario español está bajo presión y no sólo por las medidas de austeridad, sino por las tensiones entre Madrid y las regiones en lo que respecta a responsabilidades y financiación, un aspecto, el de las diferencias regionales, que ya fue destacado en el informe elaborado el año anterior.
En cualquier caso, remarca que las funciones básicas de la asistencia se mantienen de forma adecuada, con tasas bajas de mortalidad infantil, vacunación infantil y prevención de enfermedades importantes, aunque no pierde de vista que existen importantes disfunciones que parecen difíciles de abordar.