Biología Molecular/ El equipo que reprogramó el código genético a partir de aminoácidos artificiales, otro protagonista del EMBO Meeting

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Es una de las vías activas de trabajo de la investigadora del CNIO María Blasco y la premio Nobel de Medicina 2009 Elisabeth Blackburn

Varios estudios avalan que la eliminación de la proteína telomérica TPP1 podría ejercer como potencial diana antitumoral

| 2010-09-10T17:21:00+02:00 h |

Cecilia Ossorio

Barcelona

Los telómeros y su tamaño están siendo foco de una incesante actividad científica porque podrían tener en su mano la clave del envejecimiento y una implicación en el tratamiento del cáncer. La ‘madre’ de estas terminaciones cromosómicas, Elisabeth Blackburn —merecedora del Premio Nobel de Medicina 2009 por el descubrimiento y estudio de los telómeros y la telomerasa— estuvo presente en el encuentro de la Organización Europea de Biología Molecular (EMBO Meeting), celebrado en Barcelona.

En la actualidad, Blackburn centra sus estudios en la influencia del estrés psicológico crónico sobre el papel de la telomerasa, la enzima que controla el alargamiento de los telómeros.

Un estudio en el que participaron 44 mujeres, la mitad de ellas sometidas a un nivel de estrés elevado de forma constante, comprobó mediante un análisis celular que la actividad de la telomerasa desciende en este grupo concreto. Un hecho que ratifica la teoría de Blackburn según la cual los factores ambientales y el estilo de vida ejercen influencia en la longitud de los telómeros y la actividad de la telomerasa.

Como subrayó la Nobel, los telómeros largos se relacionan sobre todo con la calidad del envejecimiento, y no con la prolongación de la esperanza de vida.

En este sentido, otra experta en este campo, la investigadora María Blasco, directora del Programa de Oncología Molecular del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), destacó que “una de las aplicaciones más inmediatas del estudio de los telómeros sería su uso como biomarcador del estado de salud del organismo”.

Una aplicación futura en la que tanto Blasco como Blackburn trabajan activamente es en el desarrollo de activadores de la telomerasa, que cumpliría un papel como posible tratamiento para mejorar el estado de salud del organismo a edades avanzadas.

“De momento se ha visto que tener telómeros más cortos de lo normal supone un riesgo de enfermedad cardiovascular, infecciones, disfunciones cognitivas, etc.”, explicó Blasco.

Por otro lado, señaló que “es de interés saber cómo determinados fármacos o enfermedades crónicas pueden estar afectando a la salud de los telómeros”.

Durante su ponencia, Blasco presentó los últimos trabajos sobre la importancia de los telómeros y la telomerasa en la obtención de células madre pluripotentes inducidas (iPS).

Proteína telomérica TPP1

“Estos estudios nos han permitido descubrir una potencial nueva diana antitumoral relacionada con la telomerasa. Se trata de la proteína telomérica TPP1, sin la cual la telomerasa no es capaz de rejuvenecer los telómeros durante la generación de las iPS, por lo que pensamos que tampoco sería capaz de rejuvenecer los telómeros de los tumores”, declaró.

La eliminación de TPP1 podría ser una manera alternativa, a la vez que complementaria, de eliminar la actividad de la telomerasa y evitar el mantenimiento de los telómeros de los tumores, impidiendo así su multiplicación.

Por otro lado, en el ámbito del tratamiento del cáncer se están realizando ensayos clínicos con inhibidores de telomerasa, el denominado Imetelstat. Según Blasco, los estudios fase I indicaron que el fármaco no es tóxico y que se puede tolerar sin grandes efectos secundarios. Ahora, se están iniciando los fase II para medir la efectividad del fármaco en el tratamiento de distintos tumores, como de mama y pulmón.

EMBO Gold Medal

Cada año la EMBO otorga el premio Gold Medal, que en esta ocasión ha recaído en el biólogo Jason W. Chin, del Laboratorio de Biología Molecular del Medical Research Council de Cambridge (Inglaterra). Su equipo ha logrado reprogramar el código genético a partir del diseño de aminoácidos, según expresó Chin en el congreso. Con la creación de estas moléculas artificiales que conforman las proteínas (hasta ahora se conocían 20 aminoácidos), los biólogos podrían controlar las funciones de las proteínas en las células con una “precisión sin precedentes”.