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De entre todas las novedades terapéuticas aparecidas en los últimos dos años para el tratamiento de la insuficiencia cardiaca (IC), para Nicolás Manito, jefe de la Unidad de IC y coordinador de la de Trasplantes del Hospital de Bellvitge, en Barcelona, la más importante ha sido “posiblemente” valorar la importancia del control de la frecuencia cardiaca.
“Este control es hoy factible gracias a una serie de fármacos como los betabloqueantes y a la entrada de los inhibidores de la corriente IF como la ivabradina. Los estudios, especialmente el Shift, han supuesto un impacto real de cambios y mejora en pacientes que se suponía llevaban un tratamiento médico óptico. Su inclusión en estos pacientes aporta un beneficio no solo en términos de reducción de hospitalización sino también, en personas con más de 75 de frecuencia cardiaca, pasado el ingreso, hay estudios que han demostrado que, además, hay una disminución de la morbilidad de cualquier causa, por lo que estamos delante de una mejora evidente”, aseguró en la sesión científica online “Un paso más para los pacientes con insuficiencia cardiaca”, celebrada en la Casa del Corazón, la semana pasada.
Por eso, en su opinión las guías clínicas europeas, que se presentarán probablemente en el mes de mayo, seguirán los pasos de la canadiense y la australiana que ya han incluido ivabradina (Procolaran de Servier) como recomendación de clase 1 y nivel de evidencia B, “lo que significa un reconocimiento de su papel en el tratamiento de la IC”, augura.
Corazón artificial
Además de en el campo farmacológico, los avances en IC van por otros caminos, tal y como lo demostró el Hospital de Bellvitge al implantar por primera vez un corazón artificial en un paciente con esta patología que, desgraciadamente, falleció por una arritmia severa a los cuatro meses.
Pese a esta experiencia agridulce Manito está convencido de que “en estos momentos el futuro para los pacientes con insuficiencia ventricular e IC severa es la asistencia ventricular mecánica”. “Esto no ha hecho más que empezar, porque ya está sucediendo en otros países, nosotros vamos a seguir porque pensamos que globalmente el resultado ha sido positivo, el tiempo que ha vivido el paciente lo ha hecho con una calidad de vida excelente, pudo salir del hospital y la mortalidad ha sido en relación a un problema de la patología tan grave que tenía el paciente, el corazón mecánico funcionó perfectamente”, concluye.