Gaceta Médica viernes, 01 de abril de 2016 h
Nos las prometíamos muy felices pero de nuevo el jarro de agua fría ha venido desde Bruselas. Los augurios negativos del comisario de Asuntos Económicos de la UE, Pierre Moscovici, sobre la economía española se han confirmado a pesar de los empeños del Gobierno de ver brotes verdes y perjurar que se cumpliría el déficit, coincidiendo con el periodo preelectoral.
El ministro de Hacienda ha dado el toque de queda a las comunidades autónomas, especialmente a Cataluña, Extremadura, Murcia y la Comunidad Valenciana que son las que más se han desviado del objetivo pautado. Pero no son las únicas incumplidoras, sólo Galicia, Canarias y País Vasco siguieron la senda del 0,7 previsto. El resultado es que se ha cerrado 2015 con 10.000 millones por encima del objetivo comprometido. Montoro ha dejado claro que las autonomías podrían haber llegado a la pauta marcada a pesar de gastos extraordinarios como puede ser la financiación de los nuevos antivirales para la hepatitis C, responsable en parte del desvío, al acumular un gasto de 1.090 millones de euros. La afirmación de que “los nuevos gobiernos están todo el día anunciando gastos” del ministro ha levantado ampollas.
En respuesta, Cataluña ha acusado al Estado de ser el culpable, desde la Comunidad Valenciana se ha aludido al anterior gobierno popular y desde Aragón su presidente advierte de que para cumplir con los “injustos” objetivos del déficit, se tendrían que dejar de emitir recetas y cerrar los quirófanos.
Priorizar y hacer una gestión más rigurosa y eficaz de los recursos políticos es lo que ha pedido el titular de Hacienda quien ha planteado, quizás pensando en justificarse ante Bruselas, que, de no haber tenido que dar cumplimiento al Plan de Hepatitis C, el aumento del gasto farmacéutico hospitalario se hubiera quedado en un 4,5 por ciento. Las medidas preventivas y correctivas que ha impuesto el Gobierno central harán que las comunidades tengan que recortar. Todo ello con la incertidumbre reinante en el Ejecutivo y sin provocar un debate social sobre en lo que de verdad se debería gastar.