Lucía Barrera, Directora de
Gaceta Médica
| miércoles, 23 de diciembre de 2015 h |

Los resultados electorales han dejado un panorama más incierto que el que apuntaban las encuestas. Los votos que se esperaban para Ciudadanos han sido menos y los de Podemos, han superado las expectativas. El escenario no es halagüeño. Ninguna coalición factible, salvo la de PP y PSOE, suma lo suficiente para lograr la mayoría absoluta. Como esta opción no se muestra viable, parece que la única baza para evitar acudir de nuevo a las urnas es que Ciudadanos y socialistas se abstengan en la segunda ronda de votación de investidura del presidente del Gobierno a cambio probablemente de una contrapartida popular.

De ser así, habría Ejecutivo, si bien habría que ver su gobernabilidad. No es nueva esta situación en la historia de la democracia española, ya ha habido gobiernos sin mayoría absoluta. Las nuevas fuerzas políticas no deben cometer el error de las “viejas” que ellos mismos critican y decir no a iniciativas simplemente por venir de otros partidos que a priori no comulgan con su ideario. Es posible mantener una actividad parlamentaria donde la negociación esté a la orden del día y haya que preparar a fondo el argumentario para conseguir sacar las propuestas adelante.

Unas nuevas elecciones no son lo que necesita el país en el momento actual , no sólo por los costes que implican, que también, sino porque es importante asentar los llamados brotes verdes de recuperación y empezar a funcionar de nuevo, ya que prácticamente hemos empalmado campañas electorales entre las autonómicas y las generales con el parón que ello conlleva a la hora de llevar a cabo reformas necesarias, véase el caso de Cataluña. Tampoco hay que olvidar que en 2016 ya hay llamada a las urnas prevista en País Vasco y Galicia. Una vez que el Parlamento quede establecido, el escenario también cambiará en los foros autonómicos, donde ahora muchas cuestiones estaban aplazadas a la espera de no tomar decisiones que pudieran perjudicar al partido a nivel nacional.

Lo cierto es que la salud de los ciudadanos no espera. Hay varias cuestiones pendientes para el que entre por la puerta del ministerio de Sanidad. El RD de prescripción enfermera ya ha sido publicado en el BOE y la profesión se dispone a una huelga de celo a la espera de que las conversaciones con el resto de partidos hayan surtido efecto y el nuevo Gobierno se decida a derogarlo. Ha quedado a la espera el RD de gestión clínica, que tampoco cuenta con el apoyo de los médicos. A la vista de todo esto, el titular de la cartera tendrá que hacer borrón y cuenta nueva si quiere ganarse a los profesionales sanitarios y reavivar o rehacer los pactos que se firmaron en Moncloa en 2013. Confiemos en que tengamos un nombre cuanto antes mejor porque esto ayudará a la estabilidad de un sector que ya ha sufrido muchos vaivenes.

Es posible mantener
una actividad parlamentaria donde la negociación esté
a la orden del día