LucÍa Barrera, Directora de
Gaceta Médica
| viernes, 09 de enero de 2015 h |

Como era de prever, el primer round al que ha tenido que hacer frente el tándem Alonso-Moreno ha sido dar una respuesta a la demanda social del acceso a los nuevos fármacos en hepatitis C. Hay que reconocer que el nuevo equipo ha sido ágil en su reacción ante una situación que se les empezaba a ir de las manos. Aunque habrá que ver cómo se materializa el plan que ha anunciado el ministro de Sanidad y quiénes completarán el grupo de expertos que contribuirán a su estructuración, lo cierto es que la elaboración de una estrategia era el único cauce para dar salida a esta situación. Un planteamiento que, por cierto, ya recogió allá por junio la Alianza General de Pacientes (AGP) en un informe realizado con expertos a instancias de la Federación de Nacional de Enfermos y Trasplantados Hepáticos (Fneth). Una excelente noticia, por tanto, que la AGP y Fneth vayan a estar presentes en ese grupo de trabajo, que debe conseguir, por un lado, que prevalezcan las recomendaciones de los clínicos —tal y como ha señalado Alonso afirmando que hay que dejar que los médicos sean los que prescriban, “no los políticos ni las plazas de los pueblos”— y, por otro, que la estrategia venga con recursos financieros asociados, la única forma de asegurarse que los tratamientos llegarán a los pacientes que lo necesiten independientemente de la región donde residan. Sin esas dos condiciones, la iniciativa se quedará en agua de borrajas. Está claro que la financiación tiene que llegar, las fórmulas tendrán que buscarlas con reglas claras y transparentes gestores e industria farmacéutica, al igual que se ha hecho durante años con otras patologías como el VIH.

Mientras tanto, es alarmante que una cuestión como ésta, que afecta de pleno a la vida de las personas, sea utilizada como un arma política. La petición de Podemos y UPyD de expropiar la patente de sofosbuvir para fabricar genéricos no es más que un brindis al sol para conseguir el voto fácil. Lo que no dicen estos partidos es cómo este tipo de medidas pueden impactar en los pacientes de mañana, cuando la innovación no llegue. Preocupante, sin duda.