Almudena Fernández Madrid | viernes, 27 de mayo de 2016 h |

La formación reglada que reciben los médicos, tanto de pregrado como de postgrado, no incluye aspectos relacionados con la bioética, por lo que el conocimiento de los especialistas en esta materia es “manifiestamente mejorable”, tal y como comentó Miguel Martín, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), durante la presentación del Manual de Casos Bioético-Legales en Oncología Médica, elaborado por la propia SEOM y la Fundación salud 2000, una obra multidisciplinar elaborada por médicos y juristas.

De hecho, Martín señaló que el currículum del pregrado es difícil de cambiar, estático y probablemente esté obsoleto, por lo que la única opción de incluir la bioética es en la formación de postgrado.

En este sentido, ha considerado que el manual presentado da respuesta a situaciones muy complejas a las que se enfrenta el facultativo tales como el hecho de que el 40 por ciento de los pacientes no puedan curarse y “sean frágiles, estén desesperados, conozcan su mal pronóstico, busquen soluciones debajo de las piedras y haya personas que se aprovechen de esa situación”, además, en el contexto mediterráneo actual, familia y paciente forman un todo, aunque legalmente no sea así, lo que en ocasiones provoca que la familia intente que el médico no le cuente al paciente la verdad de su situación en su ánimo de protegerlo. Sobre este particular, el presidente de la SEOM consideró que, aunque es entendible, el facultativo no puede acceder porque el paciente acabaría dándose cuenta y perdería su confianza. Sin embargo, matizó que hay muchas formas de dar las noticias sin bajar totalmente la moral del paciente ni mentir.

Pilar Sabín, oncóloga del Hospital General Universitario Gregorio Marañón y una de las coordinadoras del libro, apuntó a que el diagnóstico del cáncer tiene un impacto emocional muy importante y en el abordaje de estos pacientes entran en juego no solo decisiones científico-técnicas, sino que también confluyen otros aspectos. A dilemas sobre asuntos como el consentimiento informado, los ensayos clínicos, el valor de los protocolos y guías clínicas, la historia clínica, la confidencialidad, la libertad de prescripción, la responsabilidad del MIR y las decisiones al final de la vida da respuesta este documento.

Por otro lado, aunque la muerte digna tiene múltiples enfoques, se puede concluir desde la perspectiva jurídica que se trata de tener derecho a tener un proceso sin sufrimiento y en paz, con posibilidad de acceder a unos cuidados paliativos integrales y de calidad, a rechazar tratamientos fútiles y técnicas de soporte vital, tal y como explicó Fernando Abellán-García, director de Derecho Sanitario Asesores y uno de lo coordinadores de la obra.

Asimismo, Abellán-García consideró que los protocolos y las guías clínicas encorsetan el ámbito hospitalario y señaló la necesidad de dar espacio también a la libertad de prescripción del médico. Asimismo, consideró que cuando un paciente tiene unas características específicas y concretas “el médico debe pelear” por esa libertad de prescripción, que permite además enfrentarse a la Administración por cauces legales.

Carmen González Madrid, presidenta de la Fundación Salud 2000, por su parte, apuntó a que el manual no pretende dar soluciones concretas, pero sí hacer reflexionar para contar con herramientas que permitan dar respuesta a situaciones similares de manera individual.

Ensayos clínicos

Por otro lado, la vicepresidenta de la SEOM, Ruth Vera, explicó a GM en el marco del Leadership Seminar for Oncologists —impulsado por las asociaciones española y americana de oncología médica (ASCO y SEOM) en colaboración con Merck— que está cambiando “de forma radical” la manera de realizar los ensayos clínicos que, debido a la innovación que se ha conseguido, el conocimiento molecular de la célula y, además, la incorporación de la inmunoterapia, es necesario que sean “más dirigidos, con menos pacientes y que puedan ser más coste-efectivos”.

Ramón Colomer, director médico del Hospital Universitario de La Princesa, por su parte, opinó que se ha evolucionado hacia ensayos con una implicación mayor de pruebas diagnósticas con el objetivo de poder determinar cuáles son los mecanismos de la eficacia o de las resistencias de los tratamientos. Y es que muchos llevan un estudio molecular en el que se realizan biopsias de la lesión tumoral antes y después del tratamiento y la incorporación de los fármacos inmunooncológicos hace que se empiecen a diseñar también algunos en los que el estado inmunológico de los enfermos se pueda evaluar.

Asimismo, Vera detalló que está cambiando la formación que reciben los nuevos oncólogos con el aumento a cinco años de la especialización, imprescindible por el hecho de que “tiene muchas vertientes”: los avances en el conocimiento molecular de la célula tumoral, formación a nivel de biología molecular, biomarcadores, nuevos fármacos, mecanismo de acción, la inmunooncología, todo ello sin olvidar la gran importancia del tema de la comunicación médico-paciente por el impacto que tiene esta enfermedad tanto en el momento del diagnóstico como para hablar con los pacientes del tratamiento y explicarles unos fármacos con un mecanismos de acción totalmente diferentes.

En esta línea, Colomer señaló que la comunicación entre el facultativo y el paciente sigue siendo una herramienta fundamental para poder tratar de una manera correcta a los pacientes. Sin embargo, sí se han producido cambios, pues hace 20 años prácticamente solo había tratamientos de quimioterapia, mientras que ahora la información tiene que ser mucho más amplia y cada paciente recibe una diferente. El objetivo final es que la opinión de una persona con cáncer sea tenida en cuenta a la hora de optar por una de las múltiples opciones de tratamiento disponibles.

Asimismo, la ampliación del periodo formativo ha permitido que se hayan incluido nuevos ítems que hay que alcanzar y, además, ahora está en proceso de cambio para los próximos años: qué pruebas hay que hacer, incluso qué evaluaciones tienen que hacer los tutores. “Se va a especificar mucho más en un programa más estricto de formación para los residentes”, apuntó.

Por otra parte, subrayó que es una especialidad que tiene un avance científico “muy rápido” que obliga a estar en constante formación, con un componente de investigación muy importante, tanto clínica como traslacional, que obliga a presentar en congresos, comunicaciones, abstracts, escribir publicaciones científicas, con lo cual se necesitan muchos ámbitos diferentes de formación.

Ruth Vera,
vicepresidenta de la SEOM

Los ensayos actualmente
son más dirigidos,
con menos pacientes
y más coste-efectivos ”

Ramón Colomer, director médico del Hospital de La Princesa

La opinión del paciente es tenida en cuenta al optar por uno de los tratamientos disponibles”