Entrevistas Oncología/ La medicina individualizada se asienta y los hitos en las investigaciones fortalecen la relación coste-efectividad

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| viernes, 23 de septiembre de 2011 h |

A.C.

Madrid

Pregunta. El entorno socio-económico actual, con recortes presupuestarios en todos los ámbitos, incluido el sanitario, ¿está afectando a la prescripción de fármacos por parte de los especialistas?

Respuesta. En general, el volumen de gasto sanitario total no es desorbitado (la sanidad pública cuesta el equivalente al 6% del PIB y se sitúa por debajo de la media de la Unión Europea), sin embargo alguno de sus componentes, en especial el gasto farmacéutico, parece muy elevado, ocupando nuestro país el segundo lugar en la clasificación mundial, por detrás de los Estados Unidos. En otro orden de cosas, la deuda de los hospitales españoles a los laboratorios farmacéuticos ascendía, en el primer trimestre de 2011, a casi 5.200 millones de euros. Para algunos la solución pasa por ahorrar en medicamentos, aumentar los impuestos e instaurar políticas más eficientes; para otros, si se quiere mantener una sanidad de primera, deberían eliminarse servicios no esenciales e instaurar un copago equitativo en función del poder adquisitivo de cada ciudadano. Ante este escenario, es lógico pensar que este entorno pueda acabar afectando a la prescripción de fármacos por parte de los especialistas.

P. ¿Están dejando de beneficiarse pacientes por estos recortes?

R. En estos momentos, y en lo que respecta a mi Comunidad Autónoma, creo que no. Sin embargo, no hay que descartar que eso pueda llegar a ocurrir en un futuro no muy lejano.

P. Cada vez se habla más del término Medicina Personalizada, que casualmente suele ir asociado al tratamiento con los fármacos de mayor coste y que se ven más afectados por estos recortes, ¿está reñido este término con la situación de crisis que vivimos?

R. En Oncología, se han abierto nuevos campos en temas como la farmacogenética o la farmacogenómica, y desde hace varios años asistimos al nacimiento del concepto de “terapia personalizada o individualizada”. No creo que la investigación en este campo esté reñida con la crisis actual, sino al contrario. Los estudios de perfil genético tumoral ayudan a seleccionar a aquellos pacientes que van a ser capaces de beneficiarse de una determinada terapia y, al mismo tiempo, permiten evitar toxicidad a un buen número de pacientes que realmente no van a obtener ningún beneficio de la misma. Un ejemplo de esto lo constituye la determinación del estado mutacional del gen KRAS, necesaria para determinar qué pacientes con CCRm pueden beneficiarse de la terapia con cetuximab.

P. Asociados a Medicina Personalizada aparecen los análisis de coste-efectividad, ¿actualmente se realiza algún análisis de este tipo para determinar qué fármacos son coste-efectivos y cuáles no? ¿Se tienen en cuenta estos análisis coste-efectividad a la hora de incluir los fármacos en la farmacia hospitalaria?

R. A nivel hospitalario, y como con cualquier fármaco, se calcula el coste eficacia incremental (CEI); sin embargo, para poder catalogar a un determinado fármaco como coste-efectivo o no deberíamos contestar previamente a esta pregunta: ¿Cuánto estamos dispuestos a pagar para obtener una unidad de beneficio adicional con respecto al tratamiento estándar habitual? Este dintel máximo para el precio que se está dispuesto a pagar por unidad de efectividad para considerar que una determinada intervención sanitaria —en nuestro caso la utilización de un nuevo fármaco en lugar del habitual— no está claramente definido, no es fácil de establecer, y varía en función de los países.

En el ámbito de la Medicina Personalizada, hay que tener en cuenta que las intervenciones no son eficientes o ineficientes en sí mismas, sino en función de cómo se utilicen. Un fármaco puede ser muy eficiente cuando se aplica a un determinado paciente con unas características determinadas y completamente ineficiente en el resto. Por tanto, uno de los mayores retos del análisis coste-efectividad se centra en poder determinar la eficiencia de un determinado fármaco en diferentes subgrupos de pacientes.

P. En su opinión, ¿se deberían realizar estos análisis en todos los servicios de farmacia en esta situación de recortes?

R. Desde hace varios años, los informes realizados por los Servicios de Farmacia para la valoración de la incorporación de nuevos fármacos a la Guía Farmacoterapéutica del Hospital (GFT), contienen un apartado dedicado a la evaluación económica. En él, se hace especial referencia al cálculo del CEI, donde los costes y efectos del nuevo fármaco se comparan con los del fármaco considerado estándar o control. A nivel farmacológico permite hacer una primera estimación del impacto económico que ese beneficio va a representar en el presupuesto de nuestro hospital.

Es obvio pensar, que en la situación actual de recortes, y mientras no dispongamos de estudios farmacoeconómicos previos que nos ayuden a tomar las decisiones, este tipo de análisis sigan realizándose en los hospitales. El máximo exponente de análisis farmacoeconómico son las guías NICE que rigen el sistema sanitario británico.

P. ¿Qué peso tiene la evidencia científica frente al coste-efectividad?

R. La respuesta a esta pregunta no es fácil. Tenemos el deber moral de hacer el uso más eficiente posible de los recursos sanitarios, eliminando aquellas prácticas inefectivas o inapropiadas. El problema surge cuando la alternativa más eficaz no coincide con la más eficiente. Para los financiadores, la relación coste-efectividad es prioritaria, mientras que para los clínicos lo es la eficacia. Sin duda, la clave está en encontrar puntos de unión entre ambas perspectivas, la individual y la social, ya que las dos son igual de importantes. Al final, es el médico el que, a través del diagnóstico adecuado y el conocimiento del paciente, debe decidir la mejor opción terapéutica, y la relación coste-efectividad es uno de los datos con los que cuenta para tomar esa decisión.

P. ¿Cuál es el papel del farmacéutico en el comité multidisciplinar?

R. En los últimos años, además de incrementar el rigor científico y metodológico del fármaco, también ha aumentado la complejidad, ya que la selección no se limita a decidir sobre la incorporación del nuevo medicamento en una GFT, sino también a definir su posicionamiento terapéutico (su incorporación en protocolos asistenciales o guías de práctica clínica, o en programas de intercambio terapéutico), y a garantizar su empleo en la indicación clínica y condiciones de uso apropiadas. En este aspecto, el farmacéutico hospitalario ha liderado el nuevo escenario, incrementando la calidad en la evaluación de los aspectos técnicos de eficacia, seguridad y coste (relación beneficio-riesgo y coste-eficacia). Para ello se ha basado tanto en la Medicina Basada en la Evidencia (MBE) como en aspectos farmacoeconómicos y de economía de la salud.

P. ¿Existe una equidad en el acceso a los fármacos para todos los pacientes y/o en todos los centros?

R. En nuestro país disponemos de un sistema sanitario de acceso universal a los medicamentos más eficaces, por lo que las medidas adoptadas para estabilizar o reducir el gasto no deben poner a nuestros pacientes en distintas condiciones de acceso o resultados en salud.

P. ¿Cómo percibe qué será en el futuro la decisión de la inclusión de un determinado fármaco en la farmacia hospitalaria?, ¿influirán en esta decisión la evidencia científica y los análisis coste-efectividad?

R. A corto plazo, creo que seguirá basándose en los mismos aspectos actuales, de tal forma que la inclusión o no de un determinado fármaco vendrá condicionada por la decisión adoptada en la CFT de cada hospital.