Santiago de Quiroga | viernes, 19 de abril de 2013 h |

Que alguien tenga que recurrir al ridículo de decir a su equipo de gobierno que un agente del CNI le debe proteger indica dos cosas: o se es un manipulador o se ha perdido el juicio. Un manipulador siempre cree que puede engañar y tergiversar la verdad. Quizás cuando se es experta en patología mental es más fácil caer en la tentación de pensar que somos tontos o, al menos, fácilmente manipulables. Mortadelo y Filemón aparte, la chispa ha saltado cuando al prometer transparencia y ausencia de recomendación de empresas en su programa electoral, la actual presidenta del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid (Icomem), Sonia López Arribas, ha dejado a su sola firma tal decisión. Como toda verdad a medias, la floritura de hacer creer que cumpliendo con las “condiciones de las adjudicaciones del Estado” se está mostrando más transparencia, es una burda maniobra de manipulación. Una más como la de los espías. Si es así, que someta su empecinamiento a las condiciones de contratación del Estado, a Antonio Mora, rechazado por la Asamblea de compromisarios y que la actual presidenta quiere mantener a toda costa. No sé qué está pasando con algunas personas que representan a colectivos profesionales. Todos exigimos a los políticos que renuncien a sus privilegios y se vayan cuando se les imputa, pero muchos se aferran al cargo con uñas y dientes. Me temo que ya han empezado las amenazas, que es lo que sigue a las manipulaciones. Dimita, presidenta, o se quedará sola con su director gerente.

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