| miércoles, 05 de junio de 2013 h |

Un grupo del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) encabezado por Ralph P. Schneider, investigador del Grupo de Telómeros y Telomerasas que dirige Maria Blasco, directora del centro, han descubierto un nuevo gen esencial para la reprogramación celular, el TRF1, que además ha demostrado tener también propiedades protectoras sobre los telómeros. Así, si bien ya se conocía (por una investigación del CNIO) que las células pluripotentes se caracterizan por tener telómeros muy largos, hasta ahora no se habían encontrado evidencias de que esta proteína protectora de los telómeros estuviera también implicada en la pluripotencia.

Para investigar esta conexión (entre telómeros y pluripotencia), los investigadores generaron un ratón ‘reporter’: unieron el gen TRF1 a una proteína verde fluorescente y crearon un linaje de ratones con ese nuevo bagaje genético. En esos animales, la proteína verde fluorescente actúa como etiqueta que delata dónde se expresa TRF1 y, de esta observación, los investigadores dedujeron que TRF1 es un magnífico marcador de células madre tanto en células madre adultas como embrionarias.

Asimismo, TRF1 también actúa de este modo en las células madre de pluripotencia inducida (IPS). “En el caso de los tejidos, TRF1 demarca los compartimentos de células madre adultas y es indispensable para su funcionalidad”, han explicado los autores del estudio, publicado en la revista ‘Nature Communications’.

Este hallazgo sirve, por tanto, para identificar y aislar eventualmente la población de células madre en los tejidos, algo importante de cara al desarrollo de la medicina regenerativa. Y es que las células en las que más se expresa TRF1 son también las de más pluripotencia, una característica presente también en las células IPS. “Aquellas células iPS que expresan niveles de TRF1 más altos son también las mas pluripotentes, además, demostramos que TRF1 es necesaria para la inducción y mantenimiento de la pluripotencia, evitando que se desencadene la respuesta de daño en el ADN y la apoptosis”, han subrayado los autores.