gm Madrid | viernes, 23 de mayo de 2014 h |

Si bien la relación existente entre el consumo de cannabis y ciertas patologías psiquiátricas es ya ampliamente conocida, no lo es tanto a través de qué mecanismos este consumo es capaz de alterar el sistema nervioso e incluso provocar esquizofrenia en individuos con predisposición genética.

Ahora, un estudio dirigido por Javier Garzón, científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) del Instituto Cajal, ha arrojado un poco de luz en este tema, ya que ha identificado cómo los cannabinoides controlan la excitabilidad de áreas nerviosas como el receptor de glutamato NMDAR, cuya disfunción es la causa de la aparición de esquizofrenia. En condiciones normales, el sistema cannabinoide endógeno de nuestro propio cuerpo es beneficioso, ya que inhibe y reduce la excitación de NMDAR, permitiendo que el sistema realice su función sin comprometer al mismo tiempo la función celular.

Pero el problema aparece cuando el consumo exógeno de cannabis se une a la acción del sistema cannabinoide endógeno, ya que ello aumenta desproporcionadamente la inhibición de NMDAR, provocando que el organismo “reclute” mecanismos endógenos para liberar a NMDAR de la inhibición excesiva. Un mecanismo que no en todos los casos funciona, momento en el que aparecen los signos de psicosis e incluso, en individuos susceptibles, podría desembocar en el desarrollo de una esquizofrenia. Tal y como explica Garzón, “el abuso del cannabis rompe el preciado equilibrio entre excitación (NMDAR) e inhibición (cannabinoides endógenos) y empuja el plato de la balanza hacia la inhibición, permitiendo una mayor actividad de aquellos otros sistemas controlados negativamente por NMDAR como el dopaminérgico”. Lo que sí es cierto es que es posible revertir el cuadro de psicosis con el tratamiento adecuado, pero Garzón advierte de que la repetición de estas conductas podría conducir finalmente a daños duraderos del sistema nervioso de la persona.

Estas conclusiones, unidas a las de otros estudios en los que también ha colaborado Garzón, parecen acotar la conveniencia de buscar anomalías en la relación entre el receptor cannabinoide 1 y el receptor NMDAR que es la que, con carácter genético, parece proporcionar la vulnerabilidad al cannabis. Este conocimiento podría, en el futuro, ayudar a reducir la influencia de su consumo en procesos psiquiátricos como la esquizofrenia y a desarrollar fármacos para tratar la psicosis cannábica.