Sergio Alonso es redactor jefe de ‘La Razón’
La verdad es que los médicos lo tienen negro y, posiblemente, sean uno de los colectivos profesionales con más derecho a llevar el cartel de indignados por las calles de toda España. Después de estudiar una carrera, pasar años formándose bajo el sistema MIR, acudir al extranjero en busca de la mejora de su especialización y sufrir toda suerte de avatares, ven ahora cómo se les cierran las puertas al calor de una crisis que ellos no han provocado. Todo ello, con el silencio cómplice, salvo muy honrosas excepciones, de algunas de las organizaciones que dicen representarles. El problema afecta por igual a los médicos jubilados y a los residentes; a los jefes de servicio y a los adjuntos; a los especialistas hospitalarios o a los médicos de familia. A unos, Trabajo les va a impedir por ahorrarse unos euros la práctica del ejercicio libre el cobro de una pensión al mismo tiempo al cumplir los 65 años; a otros, se les está empujando al extranjero por culpa de los raquíticos salarios que perciben en España, la falta de contrataciones, la amortización de plazas y la supresión de las suplencias. Once o doce años de duro esfuerzo para eso. ¡Es curiosa la manera que tiene el Estado de tirar el dinero que emplea en su formación para que luego se beneficien de ella otros países más espabilados!
El problema se está recrudeciendo en toda España al hilo de los recortes, la aparición de miles de facturas ocultas en los cajones y la angustiosa falta de ingresos que sufren las Administraciones públicas por culpa de una crisis primero negada y luego pésimamente gestionada por parte del Gobierno. No obstante, se agravará mucho más en 2012. La Sanidad acapara ya el 40 por ciento de los gastos de cada autonomía, y las consejerías de Hacienda de las comunidades se están convirtiendo en máximas autoridades sanitarias a la hora de dictar las prioridades y elaborar los presupuestos. El capítulo I, el de personal, responsable de otro 40 por ciento de esa porción de gasto sanitario, está en la diana de técnicos de Hacienda y gestores de números: como no hay dinero para pagar la asistencia, se dilatan las listas de espera diagnósticas y quirúrgicas. Como éstas se alargan, no es necesario contratar a personal para realizar suplencias en verano, ejercer guardias o sustituir a los facultativos que se jubilan. Esta peligrosa cuadratura del círculo corta de raíz la formación de muchos jóvenes y calienta aún más el ambiente de trabajo. Ya ocurre, pero dentro de unos meses se agudizará un escenario laboral en el que unos facultativos que trabajan a destajo tienen que enfrentarse con pacientes cada vez más enervados por el mal funcionamiento de los servicios derivado de la falta de recursos.
La Sanidad está experimentando un giro radical y la precarización y las malas condiciones del empleo del médico se están haciendo evidentes. Ya es hora de que en lugar de coquetear con el poder, las organizaciones médicas decidan coger el toro por los cuernos y planten cara a las administraciones. Los recortes no pueden venir exclusivamente por su lado, porque la profesión se degrada y pierde gran parte de su razón de ser. Mientras dirigentes ávidos de recibir las dádivas del Gobierno reparten loas públicas a los representantes del Ministerio de Sanidad no se sabe por qué hitos, sus supuestos representados sufren las consecuencias de una gestión económica que frisa lo patético. España no es Grecia, pero en Medicina empieza a serlo.
Qué aspirante a la presidencia al Colegio de Médicos de Madrid trata de recabar a la vez el apoyo de la Consejería de Sanidad a su candidatura, y el de los sindicatos médicos de la capital?
Qué empresa del mundo de la alimentación estudia entrar de lleno en el sector sanitario?
En qué organización médica dos de sus dirigentes discuten a gritos, cada vez que hablan de la estrategia seguida?
Qué empresas han sido las grandes beneficiadas de la Ley de Seguridad Alimentaria aprobada en el Parlamento?
Qué laboratorio está indignado con una persona conocida en el sector como “el colocador de gerentes”?