MEDICINA REPRODUCTIVA/ Estudio del IVI nominado al Premio Científico en el Congreso Americano de la especialidad

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c. ossorio Barcelona | viernes, 02 de noviembre de 2012 h |

El análisis de la receptividad endometrial puede considerarse uno de los puntos débiles en los procesos de reproducción asistida.

Hasta ahora el estudio del estado del endometrio se ha realizado mediante biopsias, y lo que se ha propuesto un equipo del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) es el desarrollo de un método no invasivo a través de la identificación de biomarcadores efectivos.

Por primera vez han estudiado directamente el líquido endometrial, buscando moléculas que estuvieran diferencialmente expresadas durante la ventana de implantación (los días entre el 19 y el 23 del ciclo menstrual). Como explica Felipe Vilella, investigador de IVI y autor del estudio, observaron que durante esos días había un aumento de dos lípidos, la prostaglandina E2 y F2a, lo que supone un factor de buen pronóstico.

El estudio ha quedado finalista al Premio Científico en el 68º Congreso de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva (ASRM) recién celebrado en San Diego (EEUU). En él se analizó el perfil de 175 líquidos endometriales en distintos ciclos: natural (53), con terapia hormonal sustitutiva (30), con estimulación ovárica controlada (30), con DIU (25) y con pacientes 24 horas antes de la transferencia embrionaria (37). Las prostaglandinas estaban siempre presentes cuando el endometrio era receptivo.

El resultado es claro: “en las 37 mujeres a las que se transfirió embriones, todas las que lograron embarazo tenían niveles mucho más altos de estos dos lípidos que las que no se quedaron embarazadas”, señala Vilella.

El trabajo aún no está finalizado, en la actualidad ya trabajan con una muestra de 40 pacientes y a principios de 2013 prevén iniciar un estudio randomizado en el que incluirán más mujeres.

Variabilidad en los niveles

Siempre se da un aumento en la cantidad de estos lípidos cuando existe receptividad endometrial, si bien el experto matiza que no se puede determinar qué cantidad mínima es necesaria porque existe una variabilidad importante entre las mujeres, y por tanto “los valores sufren una desviación estándar bastante grande”.

Ahora bien, la clave de esta investigación reside en la posibilidad de determinar los lípidos 24 horas antes de la transferencia del embrión, para conocer si ésta se puede realizar con garantías de éxito o si, por el contrario, se deben congelar los blastocistos y esperar al siguiente ciclo.

El equipo de Vilella está desarrollando un test diagnóstico que “en unas horas indique si es el mejor momento para transferir el embrión al útero materno o si esperando uno o dos días se podría mejorar el pronóstico para lograr el embarazo”.

En lo referente a una posible estimulación directa de las prostaglandinas identificadas, Vilella aclara que no es de momento una vía factible, y que habría que valorarlo en estudios clínicos muy exhaustivos ya que estos lípidos están relacionados con procesos inflamatorios y con cáncer.

“Es conveniente utilizarlo solo como un biomarcador, y empezar estudios en los que analicemos si agonistas o antagonistas de estas prostaglandinas podrían ayudar, pero siempre en el marco de ensayos muy controlados”, subraya el experto.