INVESTIGACIÓN

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| viernes, 15 de enero de 2010 h |

Redacción

Barcelona

Cada vez son más los estudios basados en la disfunción sensorial ligada al alzhéimer y dirigidos a simplificar el diagnóstico temprano de esta enfermedad. De hecho, se acaban de publicar dos trabajos que apuntan a la efectividad de dos pruebas, una olfativa y otra ocular.

El primero, firmado por la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York en la revista Journal of Neuroscience, señala que los ratones con una alta concentración de amiloide en su cerebro tenían que olfatear olores más tiempo para percibirlos, y tenían más problemas para diferenciarlos. “Lo que destacó de nuestro estudio fue que la actuación del ratón en la prueba de conducta olfativa era sensible incluso a la menor cantidad de amiloide en el cerebro con sólo tres meses de edad”, explicó Daniel W. Wesson, coautor del trabajo, señalando que en ratones, esa edad equivale a la de un adulto joven.

Estos resultados confirman que la disfunción olfativa es un indicador del alzhéimer, y revelan que la prueba olfativa de laboratorio podría ser una alternativa barata al escáner cerebral para diagnosticar la enfermedad.

Por otro lado, científicos del Colegio Universitario de Londres han publicado en Cell Death & Disease que una prueba simple y económica del ojo ayudaría a detectar esta patología en fases más iniciales que las técnicas actuales. El método, en modelo animal, permite por primera vez medir de forma directa en tiempo real la muerte de las células de la retina y por tanto de las del cerebro, un suceso clave en los procesos neurodegenerativos.