gestión/ El Hospital Clínico San Carlos busca la optimización de los tratamientos a través de aumentar la efectividad, la seguridad y la eficiencia
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El servicio optimiza su eficiencia reorganizando recursos y apostando por las tecnologías de la información y la automatización de procesos
Lourdes Arias, jefe de servicio: “En nuestro trabajo la innovación debe aportar eficiencia, resultados en salud y seguridad del paciente”
josé garcía
Madrid
Tras las elecciones autonómicas del 22-M, la austeridad presupuestaria y la búsqueda de la eficiencia en los hospitales españoles se convertirán, si no lo eran ya antes, en condiciones sine qua non. En este escenario de ajustes, el papel de los servicios de farmacia, como centros gestores del gasto, es fundamental para aportar eficiencia en la gestión de compras de los fármacos —partida importante en el presupuesto global del hospital—, y colaborar no sólo con los órganos gestores del centro a través de la información relativa a las adquisiciones, consumos y utilización de los medicamentos, sino con los servicios clínicos, aportando información sobre el uso seguro de los medicamentos, gestionando alianzas a través de la información de los consumos de fármacos que han generado, y planificando actuaciones que permitan mejorar el cumplimiento de los objetivos fijados.
Esta es la dinámica de funcionamiento del servicio de farmacia del hospital Clínico San Carlos, ha señalado a GACETA MÉDICA su jefe de servicio, Lourdes Arias. Las políticas de restricción del gasto y la situación económica han hecho que en el hospital madrileño se trabaje con el concepto de utilidad terapéutica, buscando la optimización de los tratamientos a través de aumentar la efectividad, seguridad y eficiencia. “Antes de introducir un medicamento en el hospital se hace una profunda evaluación de su eficacia y seguridad a la vez que de su posible impacto económico y se establecen protocolos de utilización. También se tiene especial cuidado en el seguimiento del coste de los fármacos y posibles medidas de mejora”, señala Arias.
El servicio que dirige Arias se encuentra inmerso en un proceso de cambio de modelo profesional, desde el modelo reactivo tradicional ‘dispensar correctamente el medicamento’ a un modelo proactivo que se fundamenta en prevenir errores para evitar corregirlos. “En la actualidad todos los servicios de farmacia hospitalaria españoles tienen un objetivo común, conseguir el uso adecuado y seguro de los medicamentos, intentando reducir a cero los posibles errores que pueden surgir desde que se solicita un fármaco al proveedor hasta que es administrado al paciente”, apunta.
Además, para optimizar la eficiencia del servicio están trabajando a dos niveles, uno organizativo y otro terapéutico, mediante la reorganización de los recursos disponibles y la apuesta clara por las tecnologías de la información y la automatización de procesos. “Estas innovaciones —continúa— permiten al farmacéutico contribuir a que el paciente reciba el tratamiento adecuado en el momento, dosis y forma precisa buscando el uso seguro y eficiente de los medicamentos, lo que requiere cada vez más de un apoyo tecnológico que permita automatizar e informatizar todos los procesos que van desde la prescripción de un medicamento por parte del médico hasta su administración al paciente por parte de enfermería. Todo ello sin olvidar el adecuado control y mantenimiento que requiere el almacenamiento de los fármacos”.
Armarios rotatorios
En este sentido, en 2010 en el hospital Clínico se implantaron dos armarios rotatorios para dispensación de medicamentos en dosis unitaria. Estos armarios reciben la información del tratamiento prescrito por el médico para cada paciente mediante la prescripción electrónica, siendo validado por el farmacéutico antes de ser enviada la orden de preparación de dispensación al armario. Asimismo, se inició la prescripción electrónica asistida en las camas de hospitalización, lo que permite a los farmacéuticos, en palabras de Arias, “validar los tratamientos pudiendo detectar interacciones, duplicidades, posibles terapias secuenciales, etc. y estableciendo una mayor comunicación con médicos y enfermeras en torno a la terapéutica de los pacientes”. Además, añade la jefe de servicio, con la apertura de la zona norte del hospital tras las obras de remodelación, se está incrementando el número de camas con prescripción electrónica asistida.
Para Arias, la innovación en farmacia hospitalaria debe aportar eficiencia, resultados en salud y seguridad del paciente. En este sentido, según señala, en la farmacia se está reorientando hacia los procesos asistenciales, la farmacoterapia y los profesionales del servicio. “La organización de procesos asistenciales a través de las innovaciones tecnológicas aporta mayor seguridad a dichos procesos y al paciente”, insiste Arias. En el área de la farmacoterapia, apuesta por la colaboración, ya que “la complejidad terapéutica es elevada y se necesita un abordaje multidisciplinar que exige a los farmacéuticos de hospital trabajar de forma cooperativa con el resto del equipo asistencial, buscando optimizar los resultados en el paciente y conseguir un uso seguro y eficiente de los medicamentos”. Y en cuanto a los profesionales, el Clínico apoya “la gestión del conocimiento por áreas de competencia, buscando mejorar los resultados, seguridad y eficiencia de los tratamientos, así como colaborar en la mejora de la continuidad asistencial del paciente gracias a la conciliación de su terapéutica”.
Ambulantes y externos
Otro reto es la atención a pacientes ambulantes y externos, que se incrementa de forma continua por la incorporación de nuevos pacientes y tratamientos. “Atendemos mensualmente a más de tres mil pacientes con diversas patologías”, apunta Arias. “Lo que hace años comenzó siendo una mera dispensación de medicamentos de uso hospitalario se ha convertido en una atención farmacéutica mediante la colaboración del farmacéutico con el prescriptor y el paciente para conseguir los mejores resultados de los tratamientos. “El servicio de farmacia del Clínico se está adaptando a las nuevas necesidades aumentando el espacio destinado a la dispensación a pacientes externos, el número de puestos de dispensación y estableciendo un área de consulta donde el farmacéutico informa a los pacientes acerca de su tratamiento”, concluye su responsable.