C. S. Madrid | viernes, 11 de marzo de 2016 h |

El asma es la enfermedad crónica más frecuente durante el embarazo y afecta a un siete u ocho por ciento de las mujeres embarazadas.

Según diferentes trabajos, “alrededor de un tercio de las embarazadas asmáticas mejora, un tercio empeora y en el tercio restante, no se sabe muy bien por qué, pero no se modifica el curso de la enfermedad”, explica a GACETA MÉDICA, Eva Martínez Moragón, del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Doctor Peset y coordinadora del área de Asma de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ).

Dado que en torno a un 10 por ciento sufre exacerbaciones durante este periodo evolutivo, la especialista resalta la importancia de que se realicen chequeos para que “la enfermedad no se descontrole y no tengan problemas”.

Estos datos, que se pueden encontrar en el libro ‘Asma y Embarazo: Dos escenarios para cuidar’, editado por la sociedad científica y cuya autora principal es Moragón, también se han puesto de manifiesto durante el 23º Congreso Mundial de Asma que ha tenido lugar en Madrid.

Los principales problemas surgen cuando la mujer embarazada abandona el tratamiento por el miedo a los posibles efectos secundarios. “Es ahí, cuando el asma empieza a estar mal controlada”, precisa la experta, al tiempo que explica que este fue uno de los motivos que propició la publicación del libro.

“Esto nos llevó a escribir un libro sobre este tema porque hay muchas falsas creencias y dudas sobre lo que pueden o no pueden tomar”, prosigue Martínez.

Muchas dejan el tratamiento o disminuyen la dosis por miedo a los efectos adversos, cuando los problemas derivados de este abandono son mayores que los producidos por el propio tratamiento.

“Se ha observado durante mucho tiempo los efectos de seguir con el tratamiento durante el embarazo y no hay riesgos significativos”, apostilla la facultativa, quien concluye que los problemas más importantes son partos a término, bajo peso al nacer o preeclampsia. Complicaciones que aumentan si la mujer es fumadora.

Manejo del asma

A su vez, Antolín López Viña, del Servicio de Neumología del Hospital Puerta de Hierro-Majadahonda y miembro del área de Asma de la Separ, ha hablado sobre las novedades terapéuticas de la Guía Española para el Manejo del Asma.

Uno de los aspectos que resalta el especialista es que el documento recomienda clasificar a los pacientes que padecen asma grave, es decir; buscar qué fenotipo tiene cada persona. “Hay cuatro fenotipos de asma grave: alérgico, eosinofílico de comienzo tardío, asociado a obesidad y neutrofílico y de cada uno sugiere un tratamiento”, incide.

Por ejemplo, en el alérgico recomienda omalizumab, en el neutrofílico, recomienda probar con dosis más elevadas de azitromicina, y en el asma con obesidad la sugerencia es que el paciente pierda peso.

En la última versión de la guía también se habla del uso de la termoplastia como opción de tratamiento en aquellos pacientes en los que ya se ha intentado todo e incluso así los síntomas no mejoran.

“El problema es que todavía no está muy bien perfilado cómo escoger a los pacientes y saber cuáles se van a beneficiar”, explica López. Aparte, recalca el papel que juega el tabaco en la evolución del asma. “Contribuye a reducir la función pulmonar, produce más inflamación y aumenta el riesgo de sufrir crisis”, agrega.

Asimismo, cabe destacar que “los asmáticos fumadores se vuelven resistentes al tratamiento con corticoides en general e inhalados en particular”, advierte, recalcando que entre el 20 y 30 por ciento de los asmáticos son fumadores. Una cifra que es “es exactamente igual a la de fumadores en la sociedad española”.

Sobre esta problemática, Joan B. Soriano, epidemiólogo y asesor científico de la Separ, insiste en que los objetivos están claros: “todo fumador tiene que deje de fumar, hay que evitar que ningún niño asmático empiece a fumar y que todos los adultos asmáticos que quieran dejar de fumar tengan ayuda para abandonar ese hábito”.

Tendencia ascendente

Actualmente, en España existen entre dos y cuatro millones de personas con asma. Una cifra superior a la de los años noventa. ¿Cuáles son las causas de este aumento?

“Son varias y complejas”, dice Soriano, aunque las tres hipótesis anuales que se manejan a nivel mundial y que se pueden extrapolar a nuestro país se centran en la occidentalización, la higiene y el sedentarismo y obesidad.

“Ahora, la gente pasa más tiempo en casa que en el exterior, por lo que está más en contacto con factores asmógenos”, indica el epidemiólogo, agregando que “la higiene es buena, pero el exceso hace que, a veces, el sistema inmune en lugar de combatir parásitos e infecciones combata las propias células y tejidos del cuerpo”.

Finalmente, explica que el sedentarismo también influye en el desarrollo de asma. “Como los niños, por ejemplo, cada vez corren y juegan menos en el exterior que antes, no desarrollan al máximo sus pulmones, ni su sistema inmune”.

Estas son algunas de las razones del porqué España está más cerca de las tasas de prevalencia de asma en Reino Unido, Irlanda, Canadá, EE.UU., etc. “En estos países, entre el 30 y el 40 por ciento de los niños padece asma, mientras que en España la cifra se sitúa en el nueve por ciento”.

Se correlaciona mucho la frecuencia de asma en niños con la frecuencia en adultos, pero no se correlaciona la prevalencia con la mortalidad. “La mortalidad por asma en España es de las más bajas en Europa, con unos entre dos y cinco casos por cada millón de habitantes”, dice Soriano. Lo importante, concluye, es que la mayoría de muertes se pueden evitar.