Resulta muy significativo que una sociedad científica sitúe como de sus objetivos primordiales la defensa a ultranza de la equidad en el acceso a los tratamientos o que plantee como uno de los mayores desafíos de la especialidad que las innovaciones terapéuticas lleguen a los pacientes pronto y lleguen igual.
La nueva presidenta de la Sociedad Española de Oncología Médica tiene claro que una cosa es la incorporación de los nuevos tratamientos, en la que como país hay que plantear el debate de qué nos podemos permitir y otra cosa muy diferente es que los fármacos que se han autorizado desde el ministerio lleguen a todos los pacientes por igual, independientemente de en qué hospital o en qué comunidad autónoma sean tratados.
Y es que para Pilar Garrido está muy claro que quien tiene la misión de definir la igualdad es el Ministerio de Sanidad. Sin embargo, en la situación actual la actuación paralela de las comunidades autónomas e incluso de las propias comisiones de farmacia de los diferentes hospitales rompen con los principios de la Ley de Cohesión y Calidad.
Muy escéptica, por otro lado, con la implantación de la gestión clínica en los hospitales públicos, la presidenta ve claro que sin la suficiente autonomía para decidir en recursos humanos o materiales será siempre una gestión a medias porque el concepto es muy reduccionista si sólo se circunscribe al uso de fármacos. Las cifras demuestran que, aunque en Oncología se pone el acento en el control del gasto farmacéutico, éste es una pequeña parte del gasto del cáncer. Para ahorrar, hay, por tanto, que incidir también en reducir la variabilidad y homogeneizar procesos.