Ni blindar el gasto sanitario en época de crisis, ni crear un fondo para financiar las innovaciones terapéuticas, ni un sistema de financiación que vuelva a ser finalista, ni devolver las competencias sanitarias al ministerio, para el consejero de Salud y Política Social del Gobierno extremeño, la clave para acabar con las desigualdades sanitarias propias del sistema autonómico es apostar por un Consejo Interterritorial fuerte, que no dé lugar al libre albedrío y que abandone posturas partidistas con la consciencia de que en ese foro a quienes se está representando es a los ciudadanos.
Hernández Carrón tiene claro que la cohesión es la tarea pendiente del SNS y su ausencia es precisamente lo que ha llevado a los sistemas sanitarios al borde del abismo. Y es que la burbuja inmobiliaria tuvo su versión sanitaria y el resultado ha sido la catarsis que han vivido las comunidades autónomas, algunas más que otras, para adecuarse al temido déficit. En este aspecto Extremadura ha hecho bien los deberes, siendo la cuarta comunidad con menos déficit, y es de las autonomías que ya vislumbra brotes verdes.
Eso sí, por lo que parece que no está dispuesto a pasar el Ejecutivo de Monago es por un modelo de financiación que no se rija por mecanismos de solidaridad. Los diálogos bilaterales no están en su hoja de ruta y la comunidad deja bien claro que hay que poner en marcha mecanismos para compensar las desigualdades, en su caso la dificultad que implica dar cobertura sanitaria a 1,1 millones de habitantes repartidos en 41.000 kilómetros cuadrados.
Con todo, abanderar hoy en día el estandarte de la equidad puede ser lo mismo que predicar en el desierto.