gaceta médica Barcelona | viernes, 04 de abril de 2014 h |

Dos genes llamados NEIL2 y OGG1. Son los que entran en escena dentro del ámbito de las alteraciones de predisposición genética a desarrollar cáncer de mama u ovario, gracias a una investigación en la que han participado 200 autores de 55 grupos de todo el mundo, bajo el liderazgo de Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), según publica PLOS Genetics.

“El objetivo es crear un test con todas las variantes genéticas que sabemos que influyen en el riesgo de desarrollar un cáncer, y a qué edad, de forma que podamos hacer un perfil personalizado para cada paciente”, explica Ana Osorio, primera firmante e investigadora del Grupo de Genética Humana del CNIO.

Consorcio Cimba

Hasta la actualidad, se sabía que las portadoras de mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2 tienen un riesgo de entre el 43 y el 88 por ciento de desarrollar un cáncer de mama antes de los 70 años. Pues bien, con datos de más de 40.000 portadoras de mutaciones en BRCA1 y BRCA2, de los que dispone el consorcio Cimba (Consortium of Investigators of Modifiers of BRCA1 and BRCA2) —constituido en 2006 por todos los participantes en este estudio—, han podido estudiar la interacción de las mutaciones con los polimorfimos de un sólo nucleótido (SNPs). Éstos, de por sí, no inactivan el gen ni son patológicos, pero su pequeña influencia sí puede ser importante cuando ya hay una mutación de alto riesgo.

De hecho, este consorcio ha logrado asociar más de 25 SNPs al riesgo de desarrollar cáncer de mama o de ovario en las portadoras de mutaciones en BRCA1/2, y el trabajo que lideran los investigadores del CNIO añade como mínimo dos más a la lista. “El peso de estos SNPs de por sí es muy pequeño, pero con los 27 ya descritos sí se puede incrementar o disminuir el riesgo individual de una mujer portadora de mutación”, aclara Osorio.

Para identificarlos, primero analizaron muestras de 1.787 portadoras españolas e italianas de mutaciones en BRCA1/2, y lograron acotar 36 SNPs potencialmente interesantes; después investigaron la importancia de estos últimos en otras 23.463 muestras de Cimba. De esta manera han descubierto 11 SNPs que inciden en el riesgo, en especial dos, si bien sólo lo multiplican por 1,12.

En la ruta alternativa de reparación

NEIL2 y OGG1, los genes que albergan los dos SNPs con más peso en el riesgo de desarrollar cáncer, intervienen en la iniciación del mecanismo de reparación alternativo a BRCA1/2. De hecho, lo que les empujó a analizar esta ruta de reparación fue el hecho de que la célula cuenta con varias formas de reparar su ADN, y en una de ellas participan los genes BRCA1 y BRCA2 cuando son normales. Si BRCA1 y BRCA2 no cumplen su tarea por defectuosos, entra en juego otra ruta de reparación, pero si ninguna de las dos funciona, la célula cancerosa muere.

Este hallazgo resulta interesante a nivel clínico, ya que uno de los tipos de fármacos eficaces contra el cáncer de mama asociado a mutaciones en BRCA1 y BRCA2, los inhibidores de PARP, actúan precisamente inactivando la ruta de reparación alternativa.

“Estos hallazgos podrían tener implicaciones no solo para determinar el riesgo, sino de cara al tratamiento de los portadores de mutaciones en BRCA1/2 con fármacos inhibidores de PARP”, concluyen por tanto los autores.

El peso de cada SNP es muy bajo, pero unidos sí se puede incrementar o disminuir
el riesgo una portadora

En el trabajo coordinado
por el CNIO han participado 200 autores de 55 grupos
del consorcio Cimba