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Existen diferencias estructurales significativas en la respuesta de las proteínas y los lípidos de células sanas frente a células cancerosas en la exposición a radioterapia. Así ha concluido un estudio realizado por el Instituto de Investigación BioCruces en el que han participado investigadores del Hospital Universitario de Cruces (Servicio Vasco de Salud-Osakidetza) y de la Unidad de Biofísica de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y que servirá para aportar nuevas claves en la consecución de una radioterapia más eficaz con las células cancerosas y más inocua con las células sanas.
A partir de dos líneas celulares distintas, queratinocitos humanos de mucosa oral (HOK) sanos y células de carcinoma escamoso de lengua (SCC-25), este grupo de investigadores ha analizado las variaciones que se producen en proteínas, lípidos y ácidos nucleicos a diferentes dosis de radiación (100, 200 y 600 centigray) y a diferentes tiempos. Del estudio, publicado íntegramente en la revista científica internacional Vibrational Spectroscopy, Pedro Bilbao, jefe de servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Universitario de Cruces, destaca que “una radiación de 100 cGy afecta más a las células normales que a las cancerosas, mientras que a 200 cGy los cambios inducidos por la irradiación varían en las segundas”. Una afirmación de la que se sigue que, aunque “el aumento de intensidad no cambia el esquema de los mapas síncronos en células normales, dosis altas de radiación se asocian a una falta de actividad metabólica en células cancerosas”, subraya Bilbao.
Un efecto que se ve claramente reflejado en el caso de proteínas y ácidos nucleicos, donde diferentes dosis de radiación no afectan a células sanas y sí a células cancerosas. El caso de los lípidos es algo distinto, ya que las diferencias en dosis de radiación no afectan ni a los mapas síncronos de células cancerosas ni a los de células sanas, aunque estos mapas sí son diferentes de un tipo celular a otro. Donde el estudio sí establece diferencias significativas en ambas variables es en los mapas asíncronos normales y cancerosos aunque, en el caso de células tumorales, el espectro se recupera en 24 horas, un efecto que no tiene lugar en células sanas.
Toda una serie de resultados a los que no habría sido posible llegar si no es por los avances en la técnica de análisis de microespectometría de infrarrojo, concretamente a la espectroscopia generalizada bidimensional de correlación (2DCOS), gracias a la cual “se estableció la correlación entre las diferentes variables de cada línea celular y se vio el efecto de la dosis de radiación comparada con el control”, explica José Luis R. Arrondo, de la Unidad de Biofísica de la UPV/EHU y otro de los líderes de la investigación.