Gaceta Médica Madrid | lunes, 27 de julio de 2015 h |

Analizar en el fondo de ojo el estado de las fibras de la retina y del nervio óptico permite de un modo rápido e inocuo diagnosticar el estado y evolución de la esquizofrenia. Así se desprende de un trabajo pionero, publicado en ‘Psychiatry Research’, sobre la utilización de la tomografía de coherencia óptica (OCT, por sus siglas en inglés) para detectar de forma precoz la esquizofrenia.

Esta novedosa técnica de neuroimagen, conocida como “ventana al cerebro”, permite de modo no invasivo observar el engrosamiento o adelgazamiento de las fibras de la retina y del nervio óptico, que constituyen un fiel reflejo del estado del sistema nervioso central en el cerebro.

Investigadores de la Universidad de Zaragoza, del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón (ISS Aragón) y de los Servicios de Oftalmología y de Psiquiatría del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza acaban de publicar este avance gracias al trabajo desarrollado por un equipo multidisciplinar de oftalmólogos, psiquiatras, neurólogos, psicólogos, epidemiólogos y estadísticos de Zaragoza, en el que también han colaborado expertos del Hospital Universitario Doce de Octubre de Madrid.

De hecho, en 2010 este equipo fue el primero en demostrar mediante esta técnica el adelgazamiento de las fibras retinianas (que sugiere presencia de neurodegeneración en pacientes con esquizofrenia). Ahora los estudios de este grupo de investigadores han dado un paso más.

Por primera vez, este equipo ha logrado documentar la modificación de las fibras retinianas conforme evoluciona la esquizofrenia

Sus resultados confirman aquellos resultados en una muestra mayor, formada por un grupo de pacientes con esquizofrenia y un grupo control sano, con características similares de sexo y edad, y aplicando la misma técnica y con ayuda de métodos estadísticos multivariados que controlan factores de confusión.

Por primera vez también, este equipo ha logrado documentar la modificación de las fibras retinianas conforme evoluciona la enfermedad. Así, tras un episodio reciente de esquizofrenia los hallazgos muestran un engrosamiento sugerente de neuroinflamación, lo que permitiría un tratamiento y control mucho más precoz al inicio de la enfermedad.

Por el contrario, cuando no existe un episodio reciente, sino que cuenta con una evolución en el tiempo, las fibras retinianas muestran un adelgazamiento que sugiere la neurodegeneración, es decir, que la enfermedad ya es un hecho.

De este modo, esta técnica puede proporcionar importantes datos objetivos para el diagnóstico de la esquizofrenia y para seguir su evolución, pudiendo convertirse en una importante aportación en la búsqueda de biomarcadores de la enfermedad que permitan progresar en un diagnóstico basado en pruebas objetivas.

Un difícil diagnóstico

La esquizofrenia es una de las más graves enfermedades mentales y constituye un serio problema para los pacientes, para las familias y para la salud pública. Su diagnóstico actual se fundamenta principalmente en los síntomas y manifestaciones clínicas que presentan los pacientes.

Sin embargo, la variedad de sus síntomas, así como el solapamiento que estos pueden tener con los de otras enfermedades, hacen muy importante el hallazgo de marcadores biológicos que puedan favorecer un temprano diagnóstico objetivo y, consiguientemente, un tratamiento precoz que mejore el pronóstico de la enfermedad.