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Los diabéticos de la Comunidad de Murcia, representados por Federico Sánchez, como presidente de la Federación de las Asociaciones regionales, manifestaron su gran preocupación ante las actuaciones propuestas por el Ministerio de Sanidad, a través del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) y apoyados por la Consejería de Murcia, que pretenden poner en marcha un procedimiento de compra centralizado de tiras reactivas de glucosa en sangre, cuyo único criterio de selección es el menor precio.
Para los diabéticos, esta política les causará graves perjuicios, según expresaron los profesionales sanitarios José Ramón Fernández, pediatra del Hospital Santa Lucía de Cartagena, y Juana Hernández, enfermera y educadora del Centro de Especialidades de El Carmen de Murcia, en el transcurso del coloquio-debate sobre el “Impacto de la central de compras en la prestación sanitaria de determinación de glucosa”, que tuvo lugar en la sede del Colegio de Médicos de la Región de Murcia la pasada semana.
Los profesionales del Servicio Murciano de Salud avalaron las argumentaciones del representante del colectivo de diabéticos contra los planes del Ministerio de Sanidad y la Consejería de Sanidad. Sánchez, centró sus intervenciones en la realidad diaria que sufre un enfermo crónico, como él mismo, que representa al 13,8 por ciento de la población total afectada por la enfermedad. “Los diabéticos vamos a decirle no a la consejera de Murcia, María Ángeles Palacios, no a su plan de ahorro, porque estamos en desacuerdo con el panorama que se nos avecina: reducción del número de tiras reactivas disponibles, con dos clases nada más, cuando hay enfermos desde niños hasta ancianos; o la posibilidad de cambio de los glucómetros actuales por otros incómodos o desfasados… Para nosotros todo esto es un asunto vital, nos la jugamos”, aseveró con tono de indignación el presidente de la Federación Regional de Diabéticos de Murcia, y acabó su intervención con un taxativo: “Prefieren diabéticos muertos a folloneros”.
Los intervinientes en el debate coincidieron en estar a favor del ahorro, pero matizaron que no se pueden dar pasos atrás. El diabético es un enfermo crónico, pero, a su vez, es un paciente experto. Él mismo se autocontrola a lo largo del día. La parte del coste sanitario correspondiente a los autoanálisis de glucemia representa sólo un 0,6 por ciento del total de la atención sanitaria. El resto, es decir, la gran parte del gasto es atribuible a las complicaciones derivadas de un control incorrecto de la diabetes.
Por su parte, Fernández, como pediatra, matizó dos cuestiones básicas: “los pacientes tienen derecho a ser atendidos en condiciones de equidad, y los costes de la atención en UCI de una hipoglucemia mal medida pueden rondar los 4.000 euros; y esto sí es caro en todos los sentidos”. Hernández, enfermera y educadora, hizo especial hincapié en el esfuerzo económico y personal que se hará si cada dos años se cambia de proveedor de tiras y glucómetro. “Hay que enseñar la nueva técnica. Esto supone una media de 5 a 15 minutos por paciente, añadidos al trabajo diario. No parece muy lógico”.
El nuevo escenario plantea un cambio de glucómetro cada dos años, sin tener en cuenta que la diabetes, como patología crónica, tiene mayor prevalencia en tramos de edad elevada, lo que dificulta a los pacientes el aprendizaje de nuevos sistemas de análisis.
La enfermera y educadora echó en falta, a su vez, un mayor conocimiento de la diabetes en primaria, tanto en médicos como en enfermeras. Esto crearía un estado de opinión más sensible hacia quienes la padecen. Dijo con énfasis que “el diabético no consume tiras por capricho, no se clava una lanceta por gusto, porque pincharse duele. Además, no se puede considerar un gasto excesivo el uso de cinco o seis tiras reactivas diarias cuando en una pauta bolo basal se hacen seis autoanálisis al día”. Para Hernández sí cabe una racionalización en la gran variedad de tipos de tiras, porque hay un número elevado que abarca una gama muy compleja, y, desde atención primaria, es difícil de manejar en el día a día. “Pero ahora nos vamos al extremo contrario”, añadió.
Los asistentes al debate-coloquio mostraron su preocupación por el perjuicio grave para las personas con diabetes a quienes se les limitará el acceso actual a los sistemas de medición más apropiados, según las recomendaciones de su equipo sanitario. Dicha circunstancia acabará con el uso de los productos innovadores que los diferentes laboratorios ni siquiera ofrecerían por cuestión de precio. Todo ello revierte en un retroceso evidente en la cobertura sanitaria, según los expertos, que a la larga saldrá más cara.
“Si el criterio sólo es el precio pueden llegar a postularse como proveedores empresas con productos desfasados”, a juicio del presidente de la Federación Regional de Diabéticos de Murcia, quien asegura que desde la Consejería de Sanidad se cree, por desconocimiento, que “un diabético tiene suficiente con dos tiras al día, cuando la media de uso está en cinco o seis”.
La situación no es nueva. Si se toma esa decisión, supondrá un grave retroceso. “Tengo una horrible experiencia de cuando fui presidente de la Federación Nacional de Diabéticos Españoles y me tocó por primera vez hablar de compra única y unificada; la calidad peligrará, no se podrá disponer de los avances técnicos de última generación de los laboratorios y, en definitiva, tendremos una escasa garantía de calidad”, de este modo mostró su decepción Sánchez.
“Los diabéticos vamos a decirle que no a la consejera de Salud por el panorama que se nos avecina”, dijo Sánchez
La diabetes es una enfermedad crónica cuya prevalencia afecta a un importante número de jóvenes. Federico Sánchez, presidente de la Federación Regional de Diabéticos de Murcia, manifestó su preocupación por ellos. “Cuando llegan como debutantes a nuestra asociación, no son conscientes del todo de su enfermedad crónica”, afirma. El uso de las nuevas tecnologías, que permiten utilizar glucómetros como un pendrive que se conecta a los puertos USB, les hace sobrellevar sus controles diarios de manera óptima por la rapidez que implica”. Si además el medidor es de tamaño reducido, el joven paciente, como experto que llega a ser, limita sus riesgos.
Juana Hernández, enfermera educadora, mostró su preocupación porque estos diabéticos puedan perder la confianza en el autoanálisis con glucómetros anticuados: “las consecuencias son graves”, afirmó. Posibilitar la autogestión de la terapia adaptándola al propio estilo de vida, con las nuevas tecnologías incorporadas a los últimos instrumentos de medición de las tiras reactivas, puede ser determinante para los más jóvenes.
Si el criterio solo es el precio, pueden llegar a postularse como proveedores empresas con productos desfasados