C. S. Madrid | viernes, 10 de octubre de 2014 h |

A pesar de que el cáncer de ovario sigue siendo el que más mortalidad genera dentro de los tumores ginecológicos, la llegada de nuevos fármacos y tratamientos permite un abordaje más específico de esta patología. Andrés Poveda, coordinador del Área de Oncoginecologia del IVO, ha resuelto las cuestiones que le ha planteado GACETA MÉDICA sobre esta realidad.

Pregunta. ¿Cuál es la radiografía de la situación actual en cáncer de ovario?

Respuesta. El cáncer de ovario es, en el primer mundo, el segundo cáncer en frecuencia en los tumores ginecológicos después del cáncer de endometrio, pero es el que más mortalidad genera. Se producen aproximadamente unos 3.000 nuevos casos al año de los que alrededor del 70 por ciento se diagnostican en fase avanzada, lo cual no quiere decir que no se puedan curar, sino que es más difícil conseguirlo. Esto viene dado porque a día de hoy todavía no existen programas de diagnóstico precoz médicamente rentables. Es uno de los puntos en los que seguimos trabajando.

P. El diagnóstico precoz de cáncer de ovario es una de las asignaturas pendientes, ¿se debe a que los marcadores tumorales no son específicos?

R. Tiene que ver con la falta de especificidad. Los marcadores tumorales son sólo específicos en el embarazo. En la mayor parte de los tumores, son más o menos sensibles y específicos pero nunca al 100 por ciento. También hay nuevos marcadores, como el HE4, que parece que empiezan a distinguir si una lesión es benigna o maligna, pero no tanto para la detección de lesiones malignas de inicio. Aparte, se están haciendo estudios de proteómica, para la detección de proteínas específicas que puedan relacionar la aparición de un cáncer con alteraciones de la proteína.

P. ¿Qué papel juegan los nuevos tests diagnósticos para detectar mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA 2 en pacientes con cáncer de ovario?

R. La mutación es un factor de mejor pronóstico y de predicción de respuesta a algunos tratamientos. Los últimos trabajos indican que más del 30 por ciento de las mujeres con cáncer de alto grado seroso presentan mutaciones en el gen BRCA. En el futuro inmediato, deberemos determinar en todas las mujeres con cáncer de ovario indiferenciado, la mutación del BRCA porque esto nos va a orientar muy bien a obtener datos sobre a qué fármacos se puede recurrir.

P. En cuanto a nuevos fármacos, ¿cuáles son los beneficios más destacables de olaparib para pacientes con cáncer de ovario en recaída platino sensible (RSP)?

R. Los pacientes con cáncer de ovario RSP son los que normalmente presentan alteraciones del gen BRCA, no sólo en mutaciones, también en metilaciones, etcétera. Por eso, las últimas publicaciones del Atlas del Genoma del Cáncer de Ovario confirmaron que hasta un 50 por ciento de las mujeres con cáncer de ovario de alto grado que tienen algún tipo de trastorno en la vía de recuperación del DNA se pueden beneficiar de estos tratamientos.

P. Y, ¿en cuanto al perfil de seguridad de trabectedina?

R. Es un fármaco que conocemos bien porque es muy eficaz desde hace tiempo, tanto en sarcomas, como en cáncer de ovario. El perfil de seguridad ha mejorado mucho desde que conseguimos modificar la administración, seleccionando a pacientes con una función hepática impecable y adaptando la premedicacion. Con esto, su manejo hoy en día es, para los que estamos acostumbrados, bastante sencillo, aunque tiene una peculiaridad: cuanto más tiempo lo recibe una paciente mejor tolerancia tiene, cosa que suele ser al revés con otros fármacos.

P. PM1183 también parece hacer demostrado eficacia para esta patología y, a su vez, en cáncer de mama y endometrio.

R. Es un fármaco que ha demostrado hace escasamente tres meses en el Congreso anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) unos resultados muy brillantes. En ese trabajo, el PM1183 mostró que los pacientes platino resistentes son una población especialmente de mal pronóstico. Además, ha demostrado superioridad estadística y significativa, no sólo en respuesta, sino en intervalo libre de recaída, tiempo de progresión y supervivencia.

P. Siguiendo con las nuevas líneas de tratamiento presentadas recientemente, ¿que supondría la llegada de cediranib?

R. En efecto, la llegada de los antiangiogénicos ha supuesto una mejora muy importante para las pacientes con cáncer de ovario y más tarde de cáncer de cuello de útero. Lo que se ha presentado en el congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) es un estudio con cediranib en cáncer de cuello uterino que ha mostrado que combinar este antiangiogénico con quimioterapia supera a la quimioterapia sola en términos de riesgo de recaída. Esto es una buena noticia porque es el segundo fármaco antiangiogénico que lo demuestra —el primero fue bevacizumab—.

P. ¿Cómo se clasifican hoy en día los tumores de cáncer de ovario?

R. Hasta hace cinco años se clasificaban desde un punto de vista morfológico y, en la actualidad, se ha llegado a una clasificación morfo-molecular.

P. ¿Se está cada vez más cerca de tratamientos personalizados en cáncer de ovario?

R. Estamos empezando. En primera línea aún no lo hacemos pero estamos llegando a la personalización y yo creo que no tardaremos mucho en tener muchos pacientes perfectamente catalogados para tratarlos de manera diferente.

P. ¿Hay alguna línea de investigación abierta y de la que no se haya hablado recientemente en los congresos de ASCO y ESMO?

R. Queda mucho por hacer, pero estamos viviendo un momento especialmente excitante, atractivo e ilusionante. Gracias a los avances conseguidos con la biología molecular, vemos cada vez más dónde falla la célula, lo que nos permite identificar esas dianas para tratar de actuar específicamente sobre ellas. El objetivo es conseguir tratar al paciente adecuado, con el fármaco adecuado, en el momento adecuado.