Almudena Fernández Madrid | viernes, 06 de febrero de 2015 h |

Aunque la decisión del Consejo Interterritorial del SNS de incluir la vacuna antineumocócica trecevalente en el calendario vacunal es “un gran logro” para la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (Aepap), la implantación de la misma se está produciendo de manera desigual entre comunidades autónomas.

Hasta 2015, la única región que vacunaba sistemáticamente contra el neumococo era Galicia y, desde el comienzo de este año, empezaron a hacerlo también Madrid, la Comunidad Valenciana, Canarias, Murcia y La Rioja (ver mapa), que a partir de marzo aplicarán la primera dosis a los dos meses de edad. Castilla y León, Cantabria y País Vasco se comprometieron a financiar esta inmunización a los largo de 2015, mientras que Navarra, Cataluña, Baleares y Asturias lo harán en 2016. Sin embargo, el resto de regiones —Andalucía, Castilla-La Mancha, Aragón y País Vasco— no han hecho público ningún plazo para incluir en su calendario y financiar esta vacuna. Así se puso de manifiesto durante el 12º Curso de Actualización en Pediatría, organizado por la Aepap.

A pesar de que los profesionales celebran esta decisión, que llevaban tiempo pidiendo, desearían que se estuviese inmunizando ya en todas las regiones para evitar las “importantes inequidades” en la población infantil, que están perjudicando especialmente a las familias que más están sufriendo la crisis económica y no cuentan con recursos para vacunar a sus hijos, tal y como señaló la presidenta de la asociación, Begoña Domínguez.

Concha Bonet, presidenta de la Asociación Madrileña de Pediatría de Atención Primaria (Ampap), por su parte, consideró también positivo que la vacuna contra el VPN se adelante dos años, a los 12, ya que está en ficha y podría ser más efectiva en los casos en los que las relaciones sexuales se puedan adelantar.

En cuanto a la cobertura vacunal en España, se sitúa en el 96,3 por ciento, una tasa alta —ocupa el séptimo puesto de los 37 países evaluados por la OMS en abril de 2014—, sin embargo, advirtieron que comienza a haber más padres que se niegan a vacunar a sus hijos y, si se descendiese del 95 por ciento, “la inmunidad del rebaño dejará de ser efectiva”, por lo que insistió en la necesidad de contar con coberturas altas para que las enfermedades no se propaguen o no reaparezcan algunas que no se estaban dando en España. “No es admisible que ningún niño muera o sufra secuelas por una enfermedad vacunable”, subrayó Domínguez.

Más TDAH

En relación con la salud mental de los niños españoles, destacaron un incremento significativo de diagnósticos de déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH), que en España afecta a entre un cinco y un seis por ciento de la población infantil. “El crecimiento ha sido absolutamente exponencial”, lamentó Bonet para añadir que cada vez se diagnostican patologías mentales en niños más pequeños y calificó de “preocupante” que se trate con fármacos a estos pacientes mientras su cerebro está todavía en desarrollo aunque, evidentemente, con los fármacos mejoren la atención, ya que la incrementa también en adultos sanos, pero no deben prescribirse en caso de no ser estrictamente necesario. Además, abogó por ser especialmente cautelosos con esto porque “la etiqueta de salud mental es ya para siempre” y, en ocasiones, desde los colegios se deriva a niños “movidos y que se aburren en clase” pero con los que trabajando y con una educación proactiva puede evitarse que se desarrolle algún trastorno y los síntomas terminan por desaparecer.

En esta línea, apuntó a que los niños nacidos entre octubre y diciembre tienen probabilidades mucho más altas de ser “etiquetados” con este trastorno, ya que tienen casi un año de retraso con respecto a sus compañeros y son más inmaduros por lo que, a su juicio, se trata de una patología “sobrediagnosticada”.

La coordinadora del curso, Concha Sánchez, fijó en seis años el límite mínimo por debajo del cual no se debe hacer un diagnóstico TDAH y, además, incidió que debe ser siempre el médico quien lo lleve a cabo, y no padres ni profesores.

Domínguez detalló también la situación que en la que se encuentra actualmente la pediatría de AP, con un ratio medio de 1.040 niños por pediatra y una frecuenciación médica, según datos de 2012, de 4,9 veces al año. Asimismo, entre el 85 y el 90 por ciento de la población asignada acudió al menos una vez a la consulta.

En cuanto a los datos de calidad, la mortalidad infantil el año pasado fue de 3,2 por cada mil y es una de las más bajas de Europa, con un descenso del 21 por ciento respecto a 2009 y del 58 desde 1990.

En relación con los ingresos hospitalarios, entre 2004 y 2011 se redujeron en todas las patologías excepto en los tumores malignos, algo que achaca a que la AP funcione mejor y se atiendan más tempranamente las enfermedades.

Sin embargo, los recursos con los que cuentan estos profesionales para ello han descendido un cuatro por ciento desde 2008 y el dedicado a la primaria, el doble. La media de niños que atiende el pediatra al día es de 30, una cifra que es alta y, además, “está empeorando”, ya que durante los dos últimos años sólo un 10 por ciento de los profesionales no tuvo que sustituir a ningún compañero, una situación que se complica en momentos puntuales como el actual con la gripe, ya que algunos médicos están atendiendo a entre 60 y 70 pacientes al día. “Esta presión ocasiona obligatoriamente una menor calidad y un estrés importante para el médico”, recalcó Domínguez.

Para ella, la solución pasa por aumentar y distribuir mejor los recursos, incorporar más pediatras, aumentar la capacidad de gestión, crear la figura del pediatra coordinador y mejorar el contacto entre niveles asistenciales.

En 2014 se produjeron 18.776 casos de varicela, un 13,5 por ciento más que el año anterior, según datos del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III de Madrid. Este incremento se debe a que, precisamente desde hace un año, la vacuna no se dispensa en las farmacias y se ha restringido su uso al ámbito hospitalario en niños de 12 años que no hayan pasado la enfermedad, aseguran desde la asociación.

En este sentido, Begoña Domínguez subrayó el impacto tan importante de la vacuna de la varicela, incluso en las personas no vacunadas o en los adultos, por lo que desde la Aepap solicitan que se incluyan en el calendario dos dosis: una a los 12 meses y otra entre los 2 y tres años. Además, en caso de que no sea así, piden que, al menos, se pueda adquirir libremente en las farmacias. Bonet, por su parte, añadió que la evidencia científica avala la inclusión de esta inmunización en el calendario, por lo que manifestó que “la administración debería aprender a dialogar” y tomar este tipo de decisiones alcanzando un acuerdo con los profesionales para garantizar la mejor atención disponible a los niños basada en la evidencia científica disponible.