INVESTIGACIÓN

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| viernes, 03 de septiembre de 2010 h |

Redacción

Barcelona

Cada vez son más las moléculas que parecen estar implicadas en la enfermedad de Alzheimer.

Un estudio publicado en Nature y realizado por investigadores de la Universidad Rockefeller de Nueva York, liderados por el premio Nobel de Medicina Paul Greengard, revela una vía capaz de inhibir la producción de proteína beta-amiloide de forma efectiva. Lo han logrado con el fármaco antitumoral imatinib, que interfiere en la producción de beta-amiloide debido a que inhibe una molécula GSAP para impedir su relación con la gamma-secretasa —la enzima que produce la beta amiloide—. Pero sólo anula de forma selectiva esa función de la gamma-secretasa, sin influir en otros procesos en los que interviene, necesarios para el organismo.

El problema es que imatinib no ha conseguido traspasar la barrera hematoencefálica, un reto pendiente, pero los científicos destacan la importancia del descubrimiento de GSAP.

Por otro lado, un estudio reciente de la Universidad de Florida del Sur sugiere que los enfermos de artritis reumatoide producen una proteína, la GM-CSF, que parece frenar la formación de placas amiloides en el cerebro. Los ratones que la recibieron mostraron una reducción del 50 por ciento en el beta amiloide.