R. N. Sevilla | viernes, 26 de octubre de 2012 h |

Los estudios de eficacia y seguridad que demuestran cierta superioridad de dabigatrán, sobre todo en el segundo aspecto, respecto a otros tratamientos anticoagulantes, fueron puestos de manifiesto en un simposio celebrado durante el Congreso de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), celebrado en Sevilla. Fernando Arribas, especialista del Hospital 12 de octubre de Madrid, arrojó algo de luz en el baile de evidencias que los nuevos anticoagulantes orales van aportando. En este caso, analizando la experiencia en España durante un año con dabigatrán, de Boehringer Ingelheim, en la prevención de ictus.

A este respecto, el estudio Re-Ly recoge la comparación de la antivitamina K con dabigatrán a dos dosis. Según Arribas, la conclusión es clara, “la dosis de 110 miligramos es tan eficaz como la antivitamina K y es más segura, produce menos sangrado. Y la dosis de 150 es más eficaz que la antivitamina K y es igual de segura respecto al sangrado”. En su opinión, dabigatrán es superior en la reducción de ictus o embolia sistémica, “y eso es incontestable y es una buena noticia parea la prevención de eventos embólicos o hemorrágicos cerebrales ya que se traduce en la reducción de mortalidad cardiovascular”.

Para él, “por fin tenemos un comparador activo más eficaz”. Según explica, dabigatrán surge como una opción cuasi de primera línea para tratar al paciente con riesgo tromboembólico. “Si vemos su riesgo de sangrado, los nuevos anticoagulantes presentan una nueva opción y cuando estamos dando sintrom estamos dando una terapia inferior”, resumió.

Además, la ausencia de momento de estudios comparativos entre los nuevos anticoagulantes orales, deja entrever algo: todos presentan en conjunto ventajas frente a sintrom, pero no son iguales entre sí. Cada uno ha sido probado en distintos grupos de pacientes. “Dabigatrán 150 reduce el riesgo de embolia cerebral; y aunque no podamos determinar la superioridad de uno sobre otro, no queremos decir que sean iguales”, subrayó. En su opinión, aún existen muchos pacientes que podrían beneficiarse de anticoagulantes orales y no los reciben.

Por su parte, José Ramón González, jefe del Servicio de Cardiología del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago, destacó la superioridad de la anticoagulación oral a la hora de prevenir el riesgo de embolias y el riesgo de sangrado y la importancia de velar por la calidad de la anticoagulación. “Entre las causas que obligan a ir urgencias asociadas a tratamientos médicos, la insulina y la warfarina son con mucho los tratamientos que lideran esta lista”, indicó.

El sangrado es, según expuso, un determinante de la mala calidad de la anticoagulación. Así, el especialista analizó algunas claves de los tres grandes ensayos que sustentan el corpus de evidencia de la anticoagulación oral. ”Los tres cumplen el objetivo primario de no inferioridad; si bien es cierto que la dosis de dabigatrán dos veces al día en una población similar a la del resto de estudios (en lo cuantitativo de eficacia y en el análisis de superioridad) aparece como mejor”, explicó. Asimismo, la sesión hizo referencia al escenario de financiación que define el ámbito de prescripción de los nuevos anticoagulantes orales. “Si analizamos globalmente los marcos establecidos por comunidades autónomas, en conjunto coinciden bastante con lo expresado por el ministerio”, precisó.

González afirmó que “no hay mucha información sobre coste-efectividad de los otros dos anticoagulantes orales. Hay datos de dabigatrán de coste eficacia que indica que cumple los requisitos del financiador; en nuestro caso unos 22.000 euros por año de vida ganada sin discapacidad”. En pacientes que han sangrado o han tenido un ictus se cifra en 2.000 euros por año de vida ganado y los pacientes que están fuera del rango de 60 por ciento se cifra en 8.000 euros por año de vida ganado. “Por tanto hay datos que coinciden con las recomendaciones”, subrayó.