Almudena Fernández Madrid | viernes, 22 de abril de 2016 h |

Manuel García Bengoechea, recientemente nombrado presidente del Consejo de Médicos de País Vasco, explicó a GM que hacen falta nuevas estrategias para seguir garantizando la sanidad universal.

Pregunta. ¿A qué retos se enfrenta como presidente del Consejo de Médicos del País Vasco?

Respuesta. En primer lugar, el propio consejo debe aún finalizar la aprobación de sus estatutos, algo que ya está en marcha y que espero que quede resuelto en los próximos meses. Por otro lado, una vez se aprueben, me gustaría impulsar la creación de una comisión deontológica propia, un órgano que considero fundamental y que será de gran utilidad para el consejo. Por último, trabajaré para reforzar la entidad y convertirla en una referencia tanto para todos los profesionales médicos como para instituciones y agentes del País Vasco.

P. ¿Cuáles son las principales deficiencias del sistema sanitario vasco?

R. Me da la sensación de que no distan mucho de las de otros sistemas y que compartimos similares problemas a resolver: reducir las listas de espera, mejorar la coordinación de los recursos, impulsar la investigación, mejorar la calidad, el empleo… De todas formas, más que a deficiencias, que las hay, en estos momentos nos enfrentamos a grandes retos derivados de las transformaciones sociales y demográficas de los últimos años. Realidades como el envejecimiento de la población tienen enormes efectos en nuestro sistema: aumento del número de enfermedades crónicas, manejo multidisciplinar del paciente, mayores costes farmacéuticos y sanitarios o más casos de discapacidad y dependencia.

El SNS debe adaptarse con rapidez y eficacia a estos cambios y, además, controlando el gasto sanitario, que en las últimas décadas ha experimentado un incremento mayor que la riqueza generada. Se requieren nuevas estrategias para seguir garantizando la sanidad universal de calidad en una sociedad con nuevas características.

P. ¿Qué diferencias encuentra con otras comunidades?

R. Esos retos son compartidos por la mayoría de sistemas sanitarios de Europa aunque los sistemas más fuertes, menos rígidos y mejor organizados podrán adaptarse mejor. En este sentido, es cierto que el sistema vasco es uno de los mejor valorados del Estado, al ser la comunidad que más aporta a la sanidad (1.549 euros por habitante y año, según el informe ‘Los servicios sanitarios de las CC.AA.’). Otro estudio de la Universidad del País Vasco concluye que ha sido la región que menos recortes ha aplicado y que ha mantenido el gasto público y la tasa de personal.

Me gustaría subrayar una de las mejoras evidentes que se han realizado en nuestro sistema de salud en los últimos años: la creación de las Organizaciones Sanitarias Integradas, que agrupan a las diferentes organizaciones asistenciales en una única organización de ámbito comarcal. Estas estructuras están permitiendo mejorar la comunicación y coordinación entre los diferentes niveles, principalmente entre primaria y especializada.

P. ¿Y los problemas de la profesión médica?

R. Uno de los principales es la precariedad laboral, que en los últimos años no ha hecho más que acentuarse. También va en aumento el número de profesionales que se marchan a otros países, donde encuentran condiciones laborales llamativamente mejores. Alguno de los datos que arrojó hace poco la encuesta sobre la situación laboral de los médicos en España de la Organización Médica Colegial son sin ninguna duda preocupantes: el último año, los médicos en situación precaria firmaron una media de 4,6 contratos. Además, el 46,8 por ciento de los que trabajan en el SNS lo hacen sin una plaza en propiedad y los más perjudicados son los jóvenes.

No me gustaría dejar de citar también, una reivindicación histórica, y es que los médicos de la red pública estamos obligados a asumir responsabilidades muy importantes utilizando tiempos muy cortos. Es algo que aún hoy no se ha solucionado, a pesar de medidas como las visitas no presenciales.

P. ¿Qué le parece el RDL 954/2015 de prescripción enfermera?

R. Creemos necesario que se haya incluido el párrafo segundo del art 3.2. Desde el Consejo de Médicos del País Vasco entendemos que el diagnóstico y la prescripción que sigue al mismo son partes indisociables del acto médico. Por ello, no podemos estar de acuerdo con la indicación autónoma por parte de enfermería de productos sujetos a prescripción médica. Sin embargo, entendemos que debería crearse un listado de fármacos y productos sanitarios para indicación enfermera, en congruencia con su actividad habitual. Este listado estaría consensuado entre los consejos generales de los colegios de Enfermería y Médicos y validado por la autoridad competente.

También vemos algunas sombras en el documento publicado en lo que se refiere a los protocolos y guías, que creemos que conllevan una complejidad burocrática extraordinaria. Sería preferible poder confeccionarlos a nivel más local.

P. ¿Cree que el ‘enfrentamiento’ entre la OMC y CGE por esto existe también en el día a día de los profesionales?

R. No tengo esa sensación. Por lo que sé los equipos de trabajo, en los que conviven médicos y enfermeros siguen trabajando por el bien del paciente, más allá de la postura que cada uno pueda tener sobre este conflicto. Sin embargo, es cierto que en algunos centros se están generando situaciones incómodas con la suspensión de algunas actividades por parte de enfermería, que entienden que mientras no se elaboren los protocolos y guías que se citan el RD no se les permite realizar las tareas que venían haciendo hasta ahora. Evidentemente esto está afectando a todos los profesionales que les rodean, y especialmente a los médicos, algo que sí está empezando a preocupar. Por ello, es fundamental que las organizaciones profesionales busquemos puntos de encuentro y sigamos trabajando en favor de la calidad de nuestro sistema y del bienestar del paciente.

P. ¿Qué piensa de la colaboración público-privada a la hora de prestar atención al paciente?

R. Quiero pensar que ambos modelos pueden convivir, aunque la prioridad debe ser salvaguardar y seguir reforzando nuestro sistema de salud público.

P. ¿Cuál es su opinión de las unidades de gestión clínica?

R. La gestión clínica es un modelo ideado para mejorar la eficiencia y la calidad de la práctica clínica mediante la transferencia a los clínicos de las responsabilidades de la gestión de los recursos utilizados en su ejercicio profesional, pero la teoría ha chocado con la realidad de una permanente dificultad de financiación del SNS. Da la sensación de que existen áreas en las que se ve lejana una gestión clínica real, creo que porque todas las partes desconfían y donde lleva un tiempo instaurada, no se terminan de ver los beneficios de su implantación.

P. ¿El ansiado pacto por la sanidad está más cerca o más lejos que nunca?

R. Independientemente de quién esté en el gobierno, se necesita un marco estable y bien organizado para avanzar con cierta solvencia y dar respuesta a los retos del SNS.