NEUROLOGÍA/ EuroEspes y Araclon Biotech prevén iniciar la fase clínica con sus respectivas inmunizaciones este mismo año

br

Dos grupos españoles esperan empezar a ensayar en humanos dos modelos de vacunas en la enfermedad de Alzheimer (EA)

Bapineuzumab y ACC-001, a punto de alcanzar la fase III, y solineuzumab se prueban también en hospitales de nuestro país

| 2010-02-19T16:00:00+01:00 h |

La detección precoz, el mejor complemento

“Si se quiere curar el alzhéimer a través de una inmunización debería hacerse en fases muy precoces, en las preclínicas. Pero cuando a nosotros nos llegan los pacientes ya están en fase clínica y entonces la vacuna no tendría buenos resultados probablemente por eso, porque ya es muy tarde. Si pudiéramos tratarlos antes de que tuvieran la enfermedad seguramente los resultados serían mejores”, asegura Gil. Por ello la idea de poder hacer el diagnóstico muy precoz para poner el tratamiento en esas fases es una de las valoradas.

En esta línea trabaja también la compañía Araclon Biotech, que comenzará este mes de febrero un estudio europeo con un doble objetivo: validar un kit (el ABtest) como herramienta óptima para la medición del beta amiloide en sangre; y validar la medición correcta de dicha proteína en sangre como biomarcador de la enfermedad en estados iniciales. En el estudio participarán un total de 14 centros seleccionados de Suecia, Italia, Francia y España y contará entre sus investigadores principales con gran parte de los líderes mundiales en investigación clínica sobre la enfermedad de Alzheimer. Para ello, se realizará un estudio a dos años con alrededor de 400 individuos, entre personas sanas y con deterioro cognitivo. Se pretende comprobar que los individuos con deterioro cognitivo y con un alto nivel inicial de beta amiloide en sangre son el grupo con mayor índice de conversión a alzhéimer a lo largo de los dos años siguientes.

E. Sainz Corada

Madrid

2010 podría ser un año determinante en la lucha contra el alzhéimer en España, en concreto en la ardua tarea de encontrar una vacuna contra esta enfermedad. Pese a que los primeros intentos no llegaron a buen puerto debido a los efectos secundarios que desencadenaban (como el llevado a cabo con la AN-1792, en el que se registraron 17 casos de meningoencefalitis), las investigaciones en busca de una posible inmunización no tiran la toalla.

Y es que, a la espera de la autorización de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (y ya con el visto bueno del Comité Ético de Investigación de Galicia) se estima se podrá empezar a tratar a los primeros pacientes en los meses de abril-mayo con una nuevo modelo de vacuna. Denominada MimoVax (affitope AD03) y desarrollada en el Centro de Investigación Biomédica EuroEspes de La Coruña, este primer ensayo incluye a 24 pacientes con enfermedad de Alzheimer (EA) en estado leve o moderado, y se realizará íntegramente en el centro coruñés.

Su mecanismo de acción, cuenta Antón Álvarez, responsable del estudio, actúa generando la producción de anticuerpos que atacan a formas patológicas del beta-amiloide (sustancia que se acumula en el cerebro de los pacientes con EA), contribuyendo a la muerte neuronal característica de la enfermedad. “El amiloide presenta tanto formas no modificadas como versiones truncadas y modificadas por piroglutamato que son más tóxicas y favorecen la formación de agregados beta-amiloides. A diferencia de otras vacunas, MimoVax ataca ambas formas de beta-amiloide y es la única diseñada para eliminar las formas modificadas de esta proteína”, explica.

Desde el punto de vista de la seguridad, continúa, su diseño evita las posible complicaciones en este tipo de vacunas a tres niveles. “Por una parte se usa un péptido pequeño como antígeno, con los que no se producen complicaciones autoinmunes mediadas por células T como meningoencefalitis. Los anticuerpos inducidos por la vacuna son específicos contra el beta-amiloide y no atacan su proteína precursora; y no se han observado microhemorragias en los estudios preclínicos”, explica Álvarez. Precisamente en lo que se refiere a eficacia, estos estudios preclínicos han mostrado “una reducción de la carga cerebral de beta-amiloide, un menor daño neuronal y una mejoría del rendimiento cognitivo en modelos animales transgénicos con EA”, asegura.

Araclon Biotech

También la biotecnológica aragonesa Araclón Biotech espera poder iniciar este 2010 (si bien creen que a finales de año) el ensayo clínico con humanos con la vacuna terapéutica que han desarrollado, tras obtener la primera patente europea para llevar a cabo una contra la enfermedad.

“Dependerá de como vaya el desarrollo”, señala Pilar de la Huerta, directora general de la compañía. “La fase I la realizaremos en un solo centro, probablemente en Alemania o Austria. Estamos cerrando este tema con la contract research organitation que nos monitorizara todos los ensayos clínicos. Las fases II y III sí serán multicéntricas, estando entre 100 y 150 el número de participantes para la fase II y pudiendo llegar a cifras por encima de las 2.000 ó 3.000 personas para completar la fase III. Todo ello depende del nivel de respuesta y eficacia que se vaya viendo”, subraya.

“La vacuna ha resultado totalmente atóxica en modelos animales (perro, ratón, conejo) y tanto en perro como en ratón hemos comprobado que no solo produce una respuesta adecuada del sistema inmunológico (también hemos visto esto en conejo), sino que hemos conseguido que los niveles de beta-amiloide en sangre y cerebro bajen. Estamos ahora valorando su acción y eficacia en perros con amiloidosis ya que consideramos que son un modelo natural de la enfermedad mucho mas cercano a lo que les pasa a las personas que los modelos basados en ratones transgénicos”, asegura.

Aún queda un largo camino por recorrer con estas dos vacunas: “El objetivo es tener datos de fase II no más tarde de finales de 2013. Si los datos son suficientemente sólidos nuestra estrategia pasa por licenciar la vacuna a una pharma durante 2014 ó 2015, con datos de fase II/III inicial”, cuenta De la Huerta. “Dentro de un año, una vez que se complete el estudio de tolerancia y seguridad en humanos, se valorará su aplicación en una muestra más amplia para demostrar su eficacia. Si los resultados de las fase II-III fueran positivos la vacuna podría estar disponible para su uso generalizado no antes cuatro años”, dice por su parte Álvarez.

Sin embargo no son las únicas con las que están trabajando en nuestro país. Como señala Pedro Gil, presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), en el Hospital Clínico de Madrid, del que es jefe del Departamento de Geriatría, participan en el desarrollo de varias. “Estamos en un momento actual de ebullición en el desarrollo de vacunas o, mejor dicho, técnicas de inmunización cerebral”, asegura.

Otras experiencias

La más avanzada por el momento es la del anticuerpo monoclonal AAB-01 (bapineuzumab) que se ensaya con 350 pacientes en toda Europa (ocho de ellos en el Clínico) desde hace dos años. “Ya estamos en fase IIB para pasar a fase III. Ahora mismo están estudiando los resultados obtenidos en el ensayo, que se ha acabado hace un mes escaso. Espero que tengamos datos en los próximos meses de seguridad que parece ser que son buenos, y de eficacia, que no lo sabemos”.

También ensayan con la llamada ACC-001 con dos pacientes (dentro de un estudio que incluye a 60), a los que se suministró una dosis única de este inmunoconjugado y se hizo un seguimiento a 12 meses. El problema, cuenta, son “los efectos secundarios que pueda tener sobre angioedema”. Por último está solineuzumab, con la que llevan otros dos pacientes, pues se ha abierto el estudio hace apenas cuatro-cinco meses, y están en fase de reclutamiento.

En cualquier caso, explica, básicamente todas intentan hacer lo mismo y su mecanismo es igual y lo único que varía son los coadyuvantes que llevan y el control sobre todo de la respuesta inmune. “En el fondo la inmunización es la misma, se puede hacer con anticuerpos monoclonales, con fragmentos antigénicos… pero el mecanismo es el mismo”. De hecho, apunta, se está trabajando más en seguridad que en eficacia, modificando el perfil de las moléculas para “conseguir la menor reacción del organismo contra ese agente extraño inoculado”.

Con todo Gil se muestra cauto a propósito de los futuros resultados con todas ellas, asegurando que, en general, las expectativas que hay “no son muy grandes”. “No es la solución. Puede ser una alternativa terapéutica pero tengo mis reticencias”, concluye.