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Con la aprobación de la Ley de Garantías y Uso Racional del Medicamento, los gases medicinales pasaron a adquirir la consideración de fármacos y, por tanto, los servicios de Farmacia de los hospitales a tener la misma responsabilidad en cuanto a los procedimientos de adquisición, custodia, dispensación, distribución y seguimiento.
Hasta ese momento, su preparación y mezcla no necesitaban cumplir los parámetros que exige la farmacopea y, por tanto, estaban más sujetos a procesos técnicos específicos y de canalización, recayendo la responsabilidad principalmente en los departamentos de ingeniería, y no tanto a la propia variación de los criterios técnicos por parte de la farmacia. Sin embargo, tal y como apunta José Luis Poveda, presidente de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), su gestión farmacoterapéutica exige una visión diferente al resto de medicamentos por sus características específicas en cuanto a volumen, envasado o condiciones de distribución, que se realiza a través de canalizaciones en los servicios del hospital hasta el punto de administración, un proceso durante el que se pueden producir incidentes que influyan en su concentración y calidad.
Con el objetivo de reducir la variabilidad técnica en el suministro de estos gases y de preservar la seguridad del paciente, la calidad y la eficiencia técnica y económica, un grupo de trabajo específico creado dentro de la SEFH—formado por ingenieros y farmacéuticos— junto con el Grupo Español de Gases Medicinales (Gegasme), y la Asociación de Fabricantes de Gases Industriales y Medicinales (Afgim) —con el aval de la Sociedad Española de Ingeniería Hospitalaria— han elaborado la primera guía para implementar unos procedimientos normalizados dentro de los hospitales según unas normas y criterios comunes.
Por otra parte, el hecho de que la innovación esté respaldada por este documento de consenso —presentado recientemente durante una Jornada Técnica sobre el Procedimiento de Gestión Eficiente y de Calidad de los Gases Medicinales— puede hacerla más atractiva e impulsar una mayor implicación de los farmacéuticos ya que aportará un valor añadido a la gestión clásica y permitirá establecer un sistema de prescripción personalizado, según Esperanza Quintero, coordinadora del documento y del grupo de trabajo de Gegasme. Quintero recuerda que actualmente se está incrementando paulatinamente la incorporación del farmacéutico de hospital a la gestión de las adquisiciones —también en las de nuevos gases comercializados en botellas— y en la elaboración de los pliegos de prescripciones técnicas de los gases adquiridos por concursos públicos.
Así, la coordinadora destaca como una línea de actuación en la que este profesional aún tiene que aportar su valor, tanto a nivel económico como de seguimiento farmacoterapéutico del paciente, la terapia respiratoria domiciliaria en la que se usa un gas medicinal, la Oxigenoterapia Continua Domiciliaria pues, según establece la ley, tras la prescripción la empresa lo suministra directamente al paciente sin pasar validación farmacéutica —sólo se realiza, por ahora, en una comunidad autónoma.
Para Quintero, además de velar por la seguridad del paciente, es necesario hacerlo por la del personal sanitario y no sanitario que manipula estos medicamentos especiales, que requieren de procedimientos normalizados de trabajo en cada una de las áreas donde se registren y que se evalúen diariamente las actividades de cada operador y profesional, así como los análisis medioambientales necesarios para conocer los niveles de exposición del personal en caso de determinados gases.