Rocío chiva Madrid | jueves, 06 de noviembre de 2014 h |

Un equipo del instituto Catalán de Oncología (ICO) liderado por Rafael Duarte ha logrado, gracias al trasplante de cordón umbilical con mutación en CCR5 Delta 32—presente en aproximadamente un 1 por ciento de la población y resistente de manera natural a la infección por el VIH —, que un paciente joven afectado con linfoma, además de ser tratado de su patología de base, creara resistencias al VIH. En concreto, Duarte explica que el este paciente “requería un trasplante hematopoyético y que carecía de hermanos compatibles para poder realizar un trasplante de menor complejidad”, por lo que decidieron poner en marcha, en septiembre de 2013, el protocolo de trasplantes del Hospital Puerta de Hierro de Madrid que, según Duarte, “usa unidades con menos celularidad y permite que el paciente recupere las defensas más rápidamente”, para llevar a cabo la intervención.

En torno a dos meses después, el paciente ya tenía un cien por cien de células del cordón umbilical con la mutación y, resalta Duarte, “en ese momento, las células del paciente invitro eran resistentes al intentar una infección con el virus”. Asimismo, este hematólogo señala que la carga viral del paciente era indetectable en sangre. La mala noticia es que, desgraciadamente, este paciente falleció en diciembre de ese mismo año debido a la progresión del linfoma. No sin antes demostrar, eso sí, que “esta estrategia es válida para ser usada en otros pacientes”. Pero ¿por qué un trasplante de cordón umbilical? Por dos cosas, explica Duarte. En primer lugar, este profesional señala que “estas células son mñás inmaduras y permiten una mayor disparidad en cuanto a compatibilidad de tejidos, lo cual quiere decir que es más fácil encontrar no ya uno sino varios cordones compatible spara cada paciente”; en segundo lugar, Duarte destaca que España es, después de Estados Unidos, el pasís con el mayor Programa Nacional de Cordón Umbilical.

En cuanto a antecedentes, Duarte recuerda el caso del paciente de Berlín, Timothy Brown, que fue trasplantado en 2008 y que, a día de hoy, continúa libre de la neoplasia por la que fue intervenido y con niveles indetectables de VIH en sangre a pesar de haber interrumpido el tratamiento con antirretrovirales. Pero el caso de Brown fue fruto de un donante compatible con esta mutación, un caso muy difícil de encontrar. En trasplante de cordón umbilical, ya se había intentado en dos ocasiones, en Holanda y también en Minesota —con un niño de 12 años—, pero sin reporte de resultados. Así, subraya Duarte, “este es el primer paciente con VIH y una neoplasia hematológica en el que se demuestra que el trasplante de cordón umbilical, con esta mutación, confiere resistencia innata a la infección por VIH”.

El siguiente paso, ya en marcha, es la organización de un ensayo clínico a nivel nacional, “el primero del mundo”, remarca Duarte, para validar este trasplante en pacientes con VIH y una neoplasia hematológica. El ensayo, que ya tiene la validación de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y del Comité Ético del hospital en el que trabaja Duarte, el ICO, comenzará cuando se resuelvan dos aspectos que quedan pendientes: la financiación —están pendientes de la resolución de la Fundación BBVA de proyectos de investigación, que se conocerá en las próximas semanas— y la identificación de las mejores unidades de cordón umbilical —trabajo también en marcha en estos momentos—. En el proyecto, colaboran el Banco de Sangre y Tejidos de Barcelona, Irsicaixa y la Sociedad Española de hematología y Hemoterapia (SEHH). En cuanto al reclutamiento, Duarte señala que la selección será reducida tanto en el número de pacientes como en el número de centros para establecer “un mejor control” y que no hará “ningún trasplante de estas características por posible novedad a un paciente que no tenga una indicación forml y asentada”. Estos apcientes, indica este profesional, suelen ser aquellos con neoplasias avanzadas.

El ensayo, indicado para pacientes con VIH y una neoplasia, también podria beneficiar a pacientes infectados sin otra patología asociada. En primer lugar, el estudio permitirá investigar en humanos esta mutación CCR5 —hasta ahora solo existían resultados en modelos celulares— e incluso ya hay grupos europeos en los que se está estudiando la “posibilidad de alterar células propias del paciente para hacer traspalntes más sencillos que se puedan aplicar con un menor riesgo”, apunta Duarte, quien también apostilla que “esto va a depender mucho del conocimiento que se genere con este ensayo clínico que se va a poner en marcha”. Ya por último, este invetsigador del ICO espera que ensayos como este ayuden a acabar con la discriminación negativa que sufren muchos pacientes con VIH, ya que esta condición es criterio excluyente en muchos ensayos clínicos.