Gaceta Médica Madrid | miércoles, 27 de mayo de 2015 h |

Por primera vez en el mundo, 39 corazones humanos han sido decelularizados para dejar sólo su estructura matricial o “esqueleto básico del corazón” con el objetivo de aplicar células madre y volver a recelularizarlos hasta desarrollar corazones nuevos totalmente sanos. Cinco años de investigación del equipo de Francisco Fernández-Avilés, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, permiten demostrar ahora que se cumple el principio fundamental en la ciencia de que toda novedad científica tiene que poder reproducirse. Fue este mismo equipo el que creó el primer corazón humano bioartificial desarrollado a partir de células madre en el 2010.

La investigación ha permitido además analizar múltiples parámetros de todo el proceso (fisiológicos, anatómicos, funcionales, histológicos, etc) que explican la viabilidad de la técnica y sus aplicaciones futuras en la práctica clínica diaria. Todos los detalles serán expuestos en el 12 º Simposio Internacional de Terapia a con Células Madre e Innovaciones Cardiovasculares, que se celebra los días 29 y 30 de mayo en el hospital en el que trabaja fernández-Avilés.

Además, otro de los avances pioneros de la medicina regenerativa y que presentará Philippe Menasché, que lleva 20 años estudiando la aplicación de terapia celular en insuficiencia cardíaca en la Universidad de París, es la aplicación en humanos por primera vez de parches de células madre embrionarias para el tratamiento de la insuficiencia cardíaca severa. Ya en el año 200, su equipo probó la implantación de células madre de músculo esquelético en áreas necróticas del corazón, ensayo que si bien no demostró un beneficio significativo en la función contráctil, permitió descubrir la importancia de que las células trasplantadas tenían que ser lo más similares posibles a las del tejido a reparar para que resultaran plenamente eficaces.

Esto impulsó a Menasché a abrir la línea de investigación con las células madre embrionarias pluripotentes que le ha llevado ahora a poder aplicar en la zona del infarto un parche que incorpora las células suspendidas en un gel de fibrina. El parche queda anclado al corazón por suturas y evita las limitaciones que implicaba la administración de células mediante múltiples inyecciones según había comprobado el propio Menasché años atrás. Este tipo de intervención está indicado en casos de insuficiencia cardíaca severa que no responden a los tratamientos farmacológicos convencionales, pero sin llegar a la necesidad de un reemplazo completo del corazón.

Compuesto por tejidos biológicos y 900 componentes equivalentes a los utilizados en la tecnología de los satélites pero 100 veces más pequeños, el corazón artificial bioprotésico Carmat es el resultado de 15 años de colaboración entre el gigante aeroespacial Astrium (la subsidiaria espacial de EADS) y Carmat, un compañía fundada en el año 2008 por el cirujano francés Alain Carpentier con el apoyo del gobierno francés y de un grupo de inversores. El discípulo de Carpentier, Christian Latremouille, comentará en este Simposio los tres casos en que ha sido implantado en humanos. El primero el 18 de diciembre de 2013 que falleció 2,5 meses más tarde por un fallo técnico del dispositivo definido por la compañía como un “cortocircuito”, el segundo realizado el 5 de agosto de 2014 y que 8 meses después el paciente había recuperado su vida habitual y el tercero implantado hace un mes del que hasta ahora se han dado muy pocos detalles.

La principal novedad de este corazón son una serie de sensores de última tecnología que detectan el nivel de esfuerzo del paciente y envían la información a un ordenador en miniatura, que genera comandos para que los motores bombeen más rápido o más lento, permitiendo aportar más o menos oxígeno a los tejidos y controlar la presión arterial en función del nivel de actividad de la persona. Así, se acelera o reduce el ritmo cardíaco en función del nivel de esfuerzo de su receptor.

También Juan Carlos Izpisúa, del Instituto Salk de la Jolla, en California, participará en este Simposio, siendo la primera vez que comparece en España tras sus dos últimos y muy recientes hallazgos revolucionarios en medicina regenerativa: la eliminación de genes mutados que provocan enfermedades mitocondriales y un nuevo método para desarrollar células más potentes que las células madre embrionarias para generar órganos humanos en el interior de animales. Izpisúa explicará las posibles aplicaciones de estos hallazgos a la cardiopatía congénita, investigaciones que forman parte de una dilatada secuencia de hitos propios en la carrera de la medicina regenerativa: un nuevo “cocktail de genes” diferente al de Yamanaka disminuyendo la probabilidad de generar tumores, el nuevo paradigma que supuso la regeneración endógena del órgano, la creación de los primeros miniriñones y el desarrollo de órganos humanos dentro de animales.