Gaceta Médica Madrid | martes, 04 de febrero de 2014 h |

El tiempo de respuesta ante una crisis en un paciente con problemas cardiovasculares es fundamental para reducir los índices de mortalidad y las posibles secuelas. Bajo esa premisa, Tomás Vicente, jefe de Cardiología del Hospital Reina Sofía de Murcia, y Carlos Jiménez, analista de sistemas experto en telemedicina, han desarrollado una aplicación que permite reducir hasta en un 80 por ciento el tiempo que tardan en ser atendidos quienes sufren un problema cardiaco grave.

Actualmente, el tiempo medio que un paciente tarda en solicitar asistencia desde la aparición de los primeros síntomas puede oscilar entre los 60 y los 160 minutos. Con la aplicación del sistema Copcar, este intervalo se reduciría hasta los 16 minutos, disminuyendo significativamente el tiempo que transcurre desde que se inicia la crisis hasta que se solicita ayuda. Esto se debe a que la aplicación, que se integra en la plataforma informática del 112, detecta de forma inmediata cuando se produce una situación de riesgo sin necesidad de intervención alguna por parte del paciente, contactando automáticamente con los servicios de emergencia.

El sistema Copcar permite monitorizar al paciente en tiempo real a través de una aplicación móvil vinculada a una camiseta. Todo el proceso está gestionado por una unidad de control en la que el médico ha establecido una serie de parámetros que permiten conocer de forma remota si existe algún problema. “El buen uso de las tecnologías ha representado siempre un beneficio para la salud. Este proyecto tiene por objeto integrar el conocimiento clínico con los avances tecnológicos para conseguir mejoras en el control y asistencia en ciertas patologías”, ha explicado Jiménez.

Por su parte, Vicente ha indicado que “nuestro sistema generará alarmas médicas que serán interpretadas en un sistema informático diagnosticando rápidamente eventos cardiacos potencialmente mortales o de extrema gravedad, tales como la muerte súbita, trastornos del ritmo cardiaco graves y la cardiopatía isquémica aguda, entre otros”. Junto a los beneficios para los pacientes, este sistema también supone un ahorro de costes ya que identifica aquellas situaciones que realmente requieren un tratamiento sanitario y descarta aquellas que no lo son, lo que ayudará a reducir hospitalizaciones y pruebas médicas innecesarias.