l Inhibe la actuación de la interleuquina 6 mejorando con rapidez los resultados de los corticoesteroides y el metotrexato

l Los especialistas subrayan la importancia del diagnóstico precoz en AIJ, una patología con la misma prevalencia que la diabetes

| 2010-06-25T17:17:00+02:00 h |

rocío bueno

Roma

El fármaco biológico tocilizumab podría convertirse en el primer tratamiento para la artritis idiopática juvenil sistémica (AIJS), según revelan los resultados obtenidos por el estudio en fase III Tender. El balance de las primeras 12 semanas de tratamiento randomizado desarrollado en esta investigación refleja que el 85 por ciento de los pacientes tratados con este biológico experimentó mejoras del 30 por ciento en los signos de esta enfermedad (ACR 30, una mejoría de tres de las seis variables), alcanzando un nivel de mejora ACR 70 el 70 por ciento de los pacientes.

“Desde el punto de vista del médico tratante, es impresionante lo rápido que actúa este fármaco en niños con AIJS”, afirmó el autor del estudio, Fabrizio De Benedetti, durante la presentación de los datos, un acto que se llevó a cabo durante en el último Congreso Anual Europeo de la European League Against Rheumatism (Eular) celebrado en Roma. “Los datos muestran que el potencial de tocilizumab tendrá un importante impacto en los síntomas de esta enfermedad”, aseguró De Benedetti en referencia a un medicamento que ya se utiliza para el tratamiento de la AR en adultos y que ha sido desarrollado por Roche en colaboración con Chugai bajo la denominación comercial de RoActemra.

Afrontar la AIJ

La AIJ sistémica es la variante más grave de una patología que afecta en España a 10.000 niños, igualando su prevalencia a la de la diabetes. En el caso del subtipo sistémico, a la artritis crónica se suman además fiebre, sarpullidos, anemia, agrandamiento del hígado o del bazo e inflamación de los revestimientos cardiacos o pulmonares. Con una tasa de mortalidad del 20 por ciento, esta patología constituye así un desafío pendiente en el que el tratamiento con tocilizumab podría desempeñar un papel protagonista.

Tal y como explica Inmaculada Calvo, responsable de Reumatología Pediátrica en el Hospital de la Fe de Valencia y principal reclutadora de estudio Tender, en nuestro país, los tratamientos convencionales para afrontar la AIJS pasaban en primer lugar por los corticosteroides (con destacados efectos secundarios), el metotrexato (para frenar la actividad articular) y la ciclosporina (contra la actividad sistémica). Posteriormente se ha demostrado el efecto positivo del bloqueo de la interleuquina 1 (IL-1) y la interleuquina 6 (IL-6), dos citoquinas que contribuyen a los síntomas de la AIJS. “Nuestro niños sistémicos pasaban el 70 por ciento de su vida hospitalizados”, explica Calvo. A día de hoy, sin embargo, la situación es distinta. “Creo que el futuro de estos niños ha cambiado enormemente con la IL-6, que va a funcionar en todos los grupos de AIJS”, concluye.

La importancia del diagnóstico precoz es indiscutible en una patología cuyo pronóstico está directamente relacionado con el tiempo de actividad de la enfermedad. “El pediatra es el que tiene que detectarlo: si un niño cojea, tiene que saber explorar y decir ‘aquí hay una artritis’, esto no se le puede pasar”, afirma Inmaculada Calvo. Su prolongada experiencia en este ámbito le permite señalar las carencias del área. “¿Qué nos falta? Formación para que primaria sepa detectar y que los reumatólogos traten adecuadamente”, asegura la especialista. En este sentido, considera esencial la utilidad de unidades especializadas de tratamiento, a las que añade como sugerencia la elaboración de una guía, “un libro de casos con síntomas de alarma, herramientas diagnósticas, criterios de derivación y tratamientos”. No menos importante es aquí el papel de los padres. “El niño asume lo que ellos asumen: si ve a unos padres que lloran, llora; si los ve convencidos y felices, entonces estará convencido y feliz”.