l Acusan a la sanidad de estar demasiado politizada para implantar ciertas medidas
| 2010-06-25T17:29:00+02:00 h |

T. M.

Valencia

“Somos 60.000 trabajadores en la sanidad valenciana, cómo podemos arrancar un sistema sin saber hacia dónde nos dirigimos”. Quien hace esta reflexión es Gregorio Gómez, de la Agencia Valenciana de Salud, un firme defensor de los incentivos en Atención Primaria. Para él, “aunque en estos momentos la cantidad económica es poco relevante, este método nos da una idea de la situación del trabajo de los profesionales, algo básico para el avance de la atención primaria”. Además, destaca que incentivar “debe favorecer la corresponsabilidad en la gestión del departamento”.

En el mismo sentido se pronunció Vicente Ortún, de la Universidad Pompeu Fabra, para quien “el incentivo no debe ser sólo de forma económica, sino promoviendo la motivación en el trabajo o la implicación con el sistema”. Por este motivo pidió otra forma de incentivar, “más allá del dinero”, como podría ser “una mayor capacidad de autogestión y decisión en los equipos de primaria”.

Más crítico se mostró José J. Martín, de la Universidad de Granada, quien quiso dejar claro que “el dinero sí que importa, de hecho que el porcentaje destinado a incentivos sea pequeño (frente al 40 por ciento que se da en algunos países como el Reino Unido) tiene efectos adversos”.

Por otro lado, Martín también valoro negativamente “el exceso de parámetros que se miden”. También, a su juicio, hay aspectos como el tiempo que destina un médico a escuchar a sus pacientes que se quedan fuera de esta medición y se escapan al control.