l El nuevo paradigma también apuesta por liberar a los traumatólogos de las labores de triaje para poder atender así a las víctimas con peor pronóstico
| 2009-09-13T18:07:00+02:00 h |

E. Sainz Corada

Madrid

La estrategia tradicional a propósito del tratamiento hospitalario de los heridos, en caso de atentado terrorista, suele ser la de centrar todos los esfuerzos en el mayor número de personas con posibilidad de salvarse (los heridos moderados) y dar un “tratamiento mínimo aceptable” a las víctimas con peor pronóstico. Ésas son las conclusiones de la mayoría de estudios al respecto aparecidos en las mejores publicaciones científicas, así como las recomendaciones dadas por los principales organismos médicos. Sin embargo, no hay consenso sobre este tema.

Así lo confirma Ricardo Alfici, cirujano del Centro Médico Hillel Yaffe de Hadera (Israel), donde también se aplicaba esta política a través de un “Plan Unidireccional” según el cual el paciente sólo sigue una dirección y no vuelve a la sala de Urgencias, lo que la libera, pero que en opinión de Alfici, se centra “sobre todo en el proceso y menos en la víctima”.

Precisamente, tratando de perfeccionar este sistema se realizó un “Plan de contingencia” en el que estudiaron la actuación del centro en 20 atentados, y cuyos resultados han dado como fruto un cambio en este paradigma. “Pensamos que, si queremos tener algún impacto en los índices de mortalidad alcanzados hasta ahora tenemos que hacer algo en los graves”, aseguró Alfici, durante el 2º Encuentro Internacional sobre Atención Médica a víctimas de atentados terroristas, y cuyo objetivo es facilitar la coordinación de los grupos que trabajen en la estandarización de protocolos de intervención y atención en estos casos con el fin de publicar guías de actuación aplicables.

Los cinco mandamientos

Hecho por Itamar Ashkenazi, cirujano del mismo centro y coordinador del encuentro, el nuevo modelo plantea un cambio en las premisas anteriores, estableciendo cinco nuevas reglas. La primera de ellas dice que para lograr ese impacto en la mortalidad hay que dar prioridad a los heridos más graves. “La sala de Urgencias no estará vacía pero los traumatólogos estarán tratando a los pacientes que más les necesitan”, explica Alfici. La segunda, precisamente esgrime que hay que liberar al personal que tiene experiencia de los roles de triaje, a diferencia de lo que se hace actualmente, para dar una atención especializada.

En tercer lugar estaría el triaje continuo. Esto permite ajustar mejor los diagnósticos iniciales. Una vez realizado, el experto propone sacar a los pacientes graves de los boxes habilitados y ponerlos todos juntos en la sala de recuperación de los quirófanos “porque en ellos hay más tranquilidad, además gozan de aparataje de cuidados intensivos y están dentro de la propia sala de operaciones”. Una “política de hospitalización liberal” es la cuarta norma, a fin de “seguir a esos enfermos y no mandarlos a casa”. Por último, subraya, “no hay que dejar que la Administración decida cómo se va a manejar un escenario así”.