A. L. S. /C.R. Madrid | viernes, 24 de enero de 2014 h |

En un contexto donde los copagos que se plantea poner en marcha el ministerio de Sanidad vienen y van, Mato sigue teniendo una asignatura pendiente en las reformas que ha acometido en el SNS y es que aún no ha habido una evaluación del impacto que el Real Decreto-ley 16/2012 ha tenido.

Hasta la fecha, sólo la Generalitat catalana ha llevado a cabo una evaluación sobre el efecto del euro por receta, el copago por renta y la desfinanciación a los tres, seis y diez meses de aprobarse la primera de estas medidas. Dicho trabajo, sin embargo, centra su incidencia en el número de recetas facturadas para concluir el “elevado impacto” que el euro por receta tiene sobre la demanda de medicamentos. En sus consideraciones finales, los autores constatan que “falta por conocer qué grupos de pacientes y grupos terapéuticos se han visto más afectados por la reducción del número de recetas, con el fin de evaluar tanto la potencial reducción del consumo excesivo de medicamentos (riesgo moral) atribuible a la gratuidad previa de los medicamentos, como su efecto sobre la equidad en el acceso y posibles efectos no deseados que podrían tener sobre la salud”.

La conclusión es que a los 10 meses de las reformas mencionadas, se había producido una reducción en el número de recetas dispensadas de como mínimo el 14 por ciento en 14 de las comunidades autónomas, con la excepción del País Vasco, donde sólo se había aplicado la desfinanciación de fármacos.

En concreto en Cataluña el número de recetas dispensadas se redujo en un 13,3 por ciento a los 3 meses (aplicación del euro por receta), en un 22,6 por ciento a los 6 meses, y en un 24,8 por ciento a los 10 meses (implantación del copago estatal y desfinanciación), cifra más elevada que la de cualquier otra comunidad autónoma. De hecho, el informe muestra una diferencia estadísticamente significativa respecto de todas las comunidades autónomas excepto de la de Galicia (-24,1 por ciento) y de la de Valencia (-20,8 por ciento). Esta diferencia es especialmente significativa con Andalucía, que es la comunidad que ha experimentado una reducción menor del número de recetas a los 10 meses (-11 por ciento).

Como conclusión, la Generalitat afirma que la demanda de recetas es muy sensible al precio y que, por tanto, un copago reducido y lineal como el euro por receta, tiene también un impacto elevado sobre la utilización. “Estos resultados son consistentes con la hipótesis de que sería el primer euro de copago lo que tendría un impacto elevado sobre el consumo cuando se parte de la gratuidad generalizada”, indica el documento.

el efecto del tope andaluz

De todas las regiones que aplicaron el copago farmacéutico del Real Decreto-ley 16/2012, Andalucía fue la única región que desde el principio puso los topes. Es, por tanto, la que tiene una disminución menor en el número de recetas a los diez meses de que se adoptara el euro por receta catalán.

El efecto de la negativa vasca

En el País Vasco no hubo ningún cambio en los copagos farmaceúticos, a parte de la desfinanciación de medicamentos, que sí aplicó. A los tres meses de que se aplicara el euro por receta era la única que creció en número de recetas (3,8) y fue la que menos las había disminuido a los diez meses.