marta riesgo Madrid | miércoles, 19 de marzo de 2014 h |

Ya está disponible en España la primera terapia biológica para el tratamiento del cáncer de ovario avanzado. Tras la autorización por parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), el Ministerio de Sanidad acaba de autorizar el uso de bevacizumab, comercializado como Avastin, en todo el Sistema Nacional de Salud (SNS) para tratar un tumor del que se diagnostican cada año unos 3.000 nuevos casos en España.

Este visto bueno viene avalado por los resultados en ensayos Fase III (GOG0218 e ICON7, americano y europeo respectivamente) que mostraron que utilizar este fármaco antiangiogénico y quimioterapia en primera línea y después mantener el tratamiento solo con bevacizumab consigue aumentar la supervivencia libre de progresión (SLP) frente al uso en solitario de la quimioterapia. Concretamente el beneficio en el paciente en fases más avanzadas se cifró en un incremento de la SLP de seis meses.

El resultado de la acción antiangiogénica no solo se traduce en más supervivencia. Antonio González, presidente del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Ovario (GEICO) y jefe de servicio de Oncología Médica del Centro Oncológico MD Anderson de Madrid, aseguró en rueda de prensa que lo más importante “es que la paciente va a vivir más tiempo sin recaer”. Además, en algunos subgrupos, apuntó, “se consigue aumentar la supervivencia global y ese es un objetivo clínico de primera magnitud”.

Por su parte, Andrés Poveda, director del Área Clínica de Oncología Ginecológica del Instituto Valenciano de Oncología (IVO), aseguró que “las investigaciones con el antiangiogénico muestran un incremento en el número de respuestas, con la consiguiente disminución del tamaño del tumor. Así remite la sintomatología y eso se traduce en mayor bienestar para el paciente”. Por otro lado, apuntó, “hay subestudios que han puesto de relieve que su uso favorece la disminución de la ascitis, reduciéndose e incluso desapareciendo la necesidad de hacer punciones”.

El perfil de paciente más beneficiada por la incorporación de este fármaco es el de aquellas denominadas de alto riesgo que no han recibido tratamiento previo y con la enfermedad en fase III o IV. Son pacientes, señaló Poveda, “que no tuvieron una cirugía adecuada”. Este tratamiento debe aplicarse durante la fase de quimioterapia y tras dicha fase mantenerse en solitario durante un periodo de entre 12 y 15 meses.