ONCOLOGÍA/ Jornada de “fronteras entre especialidades” sobre cáncer ginecológico

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La aplicación de quimioterapia intraperitoneal en el momento de la cirugía citorreductora optimiza resultados en tumores avanzados de ovario
| 2009-12-04T16:33:00+01:00 h |

Cecilia Ossorio

Madrid

La citorreducción en cáncer de ovario avanzado, una cirugía óptima que consiga eliminar toda la enfermedad diseminada por la cavidad abdominal, es la clave actual del tratamiento de estos tumores que generalmente se diagnostican en estadio 3. Los avances que se han producido en torno a esta técnica protagonizaron parte de la Jornada de Fronteras entre Especialidades, organizada conjuntamente por la Asociación Española de Cirujanos (AEC) y la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).

La posibilidad de combinar esta cirugía óptima —de residuo cero— con diferentes formas de quimioterapia como la intraperitoneal o la intravenosa está optimizando los resultados de la intervención, según explicó a GM Santiago González, miembro de la AEC. Ahora bien, matizó que lo más novedoso en este campo es la aplicación de esta quimioterapia intraperitoneal mediante hipertermia durante el mismo acto quirúrgico, con una perfusión que se hace directamente dentro del abdomen antes de terminar la cirugía.

El grupo que más experiencia tiene en esta práctica en España en el campo del cáncer de ovario es el Servicio de Cirugía General del Hospital Reina Sofía de Córdoba, que dirige Sebastián Rufián. Sin embargo, este procedimiento está más extendido a nivel nacional para otros tipos de carcinomatosis peritoneales derivados de otros tumores, como los de colon y apéndice.

Según comentó González, las ventajas son varias. No sólo permite aplicar un tratamiento intraperitoneal en el momento en el que hay mínimo residuo, cuando quedan únicamente células tumorales, sino que al estar abierto el abdomen se puede distribuir mejor la quimioterapia. Esto cobra especial importancia en aquellos pacientes en los cuales no se consigue poner un tratamiento intraperitoneal meses después de la cirugía, para los que podría ser la única posibilidad de terapéutica. Además, “la hipertermia puede favorecer la acción citotóxica de la quimioterapia”, concluyó.

Por su parte, Luis Chiva de Agustín, miembro de la SEGO, hizo hincapié en la necesidad de contar con equipos multidisciplinares muy entrenados que logren el llamado residuo cero o microscópico en la cirugía citorreductora de cáncer de ovario. “La asociación de este residuo microscópico más la quimioterapia intraperitoneal es lo que ha producido supervivencias que son cercanas ya a los 70 meses, pero para ello es fundamental lograr la cirugía óptima”, declaró.

Intraperitoneal secuencial

Chiva citó como otra opción para optimizar la cirugía, la asociación con la quimioterapia intraperitoneal secuencial administrada cada 21 días mediante un catéter. Si bien no difunde tan bien como la intraoperatoria, aporta mejores resultados que la quimioterapia de un solo ciclo, ya que “se trata de dañar a las células tumorales cuando se están dividiendo, y necesitamos mucho más tiempo”, aseveró el experto.