José A. Rodríguez Barcelona | viernes, 06 de noviembre de 2015 h |

Cada vez hay más evidencias de que buena parte de las enfermedades que sufren los adultos (problemas cardiovasculares, síndrome metabólico, diabetes, patologías psiquiátricas…) tienen su origen en la época perinatal, es decir, durante el embarazo y los días posteriores al parto. Por tanto, durante esta etapa se abren ventanas de oportunidad que pueden ayudar a prevenir problemas en el futuro adulto.

Una de las complicaciones más graves durante la gestación es la preeclampsia, una patología en la cual la madre presenta hipertensión arterial y proteína en la orina después de la semana 20. Esta enfermedad puede poner en riesgo la salud de la mujer y del feto, y, muchas veces, la única solución es dar a luz antes de término. En algunos centros de referencia se emplea una combinación de marcadores clínicos, ecográficos y bioquímicos para diagnosticar esta patología cuanto antes posible. Pero, como explica, Alberto Galindo, jefe de sección de Medicina Fetal del Hospital 12 de Octubre, “es necesario avalar con estudios esta práctica”.

En este sentido, Galindo presentó los datos de un estudio realizado con 4.000 mujeres embarazadas para diagnosticar esta enfermedad de forma precoz. La principal conclusión es que “la combinación de marcadores clínicos como la hipertensión arterial crónica, preeclampsia en embarazos anteriores, la obesidad, la diebetes insulino-dependiente o el lupus eritematoso sistémico, más un Doppler de las arterias uterinas y un análisis bioquímico de las proteínas PlGF y sFlt-1, permite diagnosticar la preeclampsia incluso antes de que debute clínicamente”, señaló Galindo. Se trata de realizar un cribado secuencial, en el que “en la primera entrevista se exploran los marcadores clínicos, en la semana 20 se realiza la ecografía y en la semana 25 se analizan las proteínas”, comentó este experto. Además, esta técnica ayuda a diagnosticar sobre todo las formas más graves de la enfermedad.

Nuevas ideas en prematuridad

Uno de los retos en medicina perinatal es entender las causas de la prematuridad. Galindo explicó que durante el congreso se ha presentado un estudio que señala la posibilidad de que algunos partos prematuros “puedan ser producto de una intolerancia de la madre al injerto que representan el feto y la placenta”. Esta idea está recibiendo el aval de estudios que muestran que “en determinados embarazos hay una reacción inflamatoria que provoca un rechazo similar al que sufren algunos pacientes que reciben un trasplante de órgano”, dijo Galindo. Esta reacción se ha observado al realizar “el análisis histológico de placentas de partos prematuros y al detectar elevación de determinadas proteínas en el líquido amniótico”.

Avances en ventilación mecánica

Otro de los temas destacados del congreso fue el de la ventilación mecánica en los casos de displasia broncopulmonar, una de las complicaciones más habituales y graves de la gran prematuridad. La ventilación mecánica en estos recién nacidos “es un arma de doble filo, porque la necesitan pero los expone a factores tóxicos”, comentó Manuel Sánchez Luna, jefe del servicio de Neonatología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón. El grupo de este experto ha desarrollado una técnica que permite administrar el surfactante pulmonar de una forma menos agresiva y más segura. “Se coloca una sonda muy fina justo debajo de la glotis, de las cuerdas vocales, y se administra lentamente el surfactante en un minuto sin intubar al niño”, señaló Sánchez. Según un estudio con 35 niños, se evita el uso del intubador en el 40 por ciento de los casos.

Cardiopatías congénitas

En el caso de los problemas cardiovasculares, es fundamental medir el gasto cardíaco (la cantidad de sangre que los ventrículos impulsan cada minuto) para diagnosticar lo antes posibles algunas patologías, como la insuficiencia cardíaca. Pero, como comentó Sánchez Luna, “es muy complicado emplear en fetos o recién nacidos las técnicas que se utilizan con los adultos”. En este sentido, Sánchez Luna expuso dos formas de estudiar el gasto cardíaco en recién nacidos, tanto prematuros como nacidos a término, que presentan cardiopatías congénitas. Una de las técnicas consiste en la medición por dilución de las proteínas sanguíneas mediante la inyección de suero salino, “lo que permite valorar el cambio de concentración proteica, y, posteriormente, se mide la cantidad de flujo sanguíneo que atraviesa el corazón”. De este modo, se obtiene información sobre el estado hemodinámico, cuánta sangre eyecta el corazón por unidad de tiempo, cuánta sangre tiene el feto o el niño y cómo es la circulación sanguínea.

La segunda técnica consiste en la colocación de electrodos en el cuello y el tórax de los recién nacidos muy prematuros, “lo que permite medir el gasto cardíaco de forma indirecta”. Aparte de ser una técnica no invasiva, Sánchez comentó que su grupo ha comprobado que “proporciona información muy importante acerca del comportamiento del conducto arterial persistente, una complicación que se puede dar en prematuros y que causa insuficiencia cardíaca”. Con este sistema, se monitoriza de forma continua el gasto cardíaco y cómo responde esta complicación al tratamiento farmacológico.

En algunos embarazos hay una reacción inflamatoria que provoca un rechazo similar al de pacientes trasplantados

Una técnica permite administrar el surfactante pulmonar de una forma menos agresiva y más segura