estudio/ Numerosos centros han empezado a establecer iniciativas de gestión de riesgos que conducen a la creación de una cultura de seguridad

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J.g. Madrid | viernes, 22 de junio de 2012 h |

Desde el año 2007 al 2011 se ha incrementado el grado de implantación de prácticas seguras de medicamentos en los hospitales españoles en un 10 por ciento
—un 25 por ciento en términos relativos—, según las conclusiones del estudio “Evolución de la implantación de prácticas seguras de utilización de medicamentos en los hospitales españoles (2007-2011)
realizado por la Agencia de Calidad del Sistema Nacional de Salud y el Instituto para el Uso de los Medicamentos, en colaboración con los responsables de calidad de las comunidades autónomas y la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH).

El trabajo demuestra que el cuestionario de autoevaluación es una herramienta proactiva que permite mejorar la seguridad, lo que respalda, según apunta a GACETA MÉDICA, María José Otero, directora del estudio y jefe de sección de Farmacia del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca, el hecho de que “su desarrollo fuera una actuación incluida en el Plan de Calidad para el SNS, que su cumplimentación forme parte de los indicadores de la Estrategia de Seguridad del Paciente y que en varias comunidades autónomas se fomente su aplicación”.

Gestión de riesgos

Asimismo, el estudio evidencia que se han producido “notables avances” en varios aspectos que influyen en la seguridad de los sistemas de utilización de los medicamentos. En primer lugar, tal y como destaca Otero, numerosos centros asistenciales han comenzado a establecer iniciativas de gestión de riesgos que conducen a la creación de una cultura de seguridad, decisiva para progresar en la mejora de la seguridad de los pacientes. Asimismo, se van incorporando las nuevas tecnologías de la información y comunicación, como la prescripción electrónica, con sistemas de alerta y ayuda a la prescripción, y el registro electrónico de administración de medicamentos. También los hospitales van acometiendo la implantación de diversas prácticas de seguridad prioritarias recomendadas por organismos expertos en seguridad, como el uso de jeringas orales, la utilización de bombas de infusión con sistemas de protección de flujo libre, etc.

Para la directora del trabajo, los cambios en los criterios de seguridad son resultado del “importantísimo y eficaz” trabajo desarrollado por la Agencia de Calidad del SNS en los últimos años. “Desde el año 2005, la seguridad del paciente ha sido una prioridad para el SNS que, a través de la Estrategia en Seguridad del Paciente del Plan de Calidad, ha promovido la implantación de prácticas seguras en los centros sanitarios, incluyendo las centradas en la prevención de errores de medicación, mediante distintas líneas de financiación a las comunidades autónomas”, explica y añade que en este periodo también, tanto las autonomías, como las sociedades científicas y los profesionales sanitarios, se han incorporado al movimiento mundial de mejora de la seguridad del paciente, y han impulsado la implantación de prácticas seguras que se van incorporando en la práctica asistencial, “hasta el punto —asegura— de que la seguridad hoy en día se considera un elemento fundamental de la calidad asistencial y es del que más se habla”. Así, señala, el lema de la Estrategia 2020 de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria es “Hacia el futuro, con seguridad” y todas las líneas estratégicas contemplan objetivos de seguridad.

Oportunidades de mejora

Ahora bien, aunque refleja “avances significativos” el incremento de diez puntos porcentuales en cuanto a las prácticas seguras de utilización de medicamentos en los hospitales españole, Otero insiste, al igual que refleja el estudio, en que hay que continuar progresando, con el fin de lograr que la utilización de los medicamentos esté exenta de riesgos. “Precisamente la realización del estudio nos ha permitido no sólo monitorizar los progresos valorando los avances conseguidos, sino también conocer cuales son las áreas en las que existen mayores oportunidades de mejora, para planificar las líneas en que interesa canalizar nuestros esfuerzos en el futuro”, apunta.

Y esas prácticas prioritarias, más ahora en tiempos de crisis económica, pasan, según la directora del estudio, por la integración de farmacéuticos en los equipos clínicos y la aplicación de programas estandarizados de conciliación de la medicación en las transiciones asistenciales, especialmente al alta hospitalaria, que, aclara, “son prácticas de seguridad muy efectivas y rentables, aunque a corto plazo puedan parecer costosas, por requerir más dotación de personal”.

Centralizar unidades

Otra de las acciones pasa por continuar con el establecimiento de prácticas seguras que abarquen a todos los medicamentos de alto riesgo y con la implantación de TIC, especialmente la prescripción electrónica asistida y las bombas de infusión inteligentes. Para Otero, sería de “gran utilidad” normalizar la preparación y administración de los medicamentos inyectables y, para ello, nada mejor que disponer de unidades centralizadas de mezclas intravenosas que permitirían dispensar desde el servicio de farmacia todos los medicamentos en una forma lista para su administración.