ENTREVISTA/ La combinación de beclometasona/formoterol favorece la terapia a demanda

“El mejor método para fomentar la adherencia al tratamiento del asma es la comunicación”

Doctor Héctor Verea Hernando

Jefe del Servicio de Neumología, Complejo Hospitalario Universitario A Coruña

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T.R. Madrid Pregunta. ¿Cuáles son las principales problemas con los que se encuentran los neumólogos al abordar al paciente asmático? Respuesta. El asma es una enfermedad que tiene un espectro enorme, y la primera traba con la que nos encontramos es el del propio diagnóstico. Si una persona mayor tiene un problema en los bronquios y está rodeado de un entorno con enfermedades similares es probable que tenga asma, pero en otras ocasiones hay una serie de situaciones que confunden sus síntomas con los de otras patologías. En los adolescentes, es frecuente que aparezca un asma leve que se manifiesta con un poco de tos cuando hacen alguna actividad deportiva al aire libre. Cuando el médico ausculta a estos jóvenes no encuentra ningún ruido patológico, pero al hacerles una espirometría se detecta un asma muy sutil que está empezando a debutar y que tiene esa forma de expresión como la más leve de la enfermedad. P. ¿Qué otros problemas se pueden dar en el diagnóstico? R. El hecho de que encontremos una obstrucción no reversible, por ejemplo, hace que el diagnóstico del asma sea enormemente complejo y a veces tenemos que recurrir a tratamientos con corticoides a una dosis respetable para ver si podemos revertir esa obstrucción. Otro de los inconvenientes en el momento de diagnosticar puede ser identificar el factor de riesgo responsable. Algo sobre lo que los neumólogos tienen que ser especialmente insistentes sobre todo en los casos de adultos, porque en un gran porcentaje de éstos su trastorno respiratorio tiene relación con el medio en el desempeñan su labor profesional. Un caso típico es el de los peluqueros o los panaderos, pero también el de las empleadas de hogar que suelen presentar casos de asma bronquial. Entonces en el momento del diagnóstico es importante precisar si hay ese factor de riesgo, para decirle al propio afectado donde se está metiendo. P. ¿Cree que a la hora de tratar esta enfermedad debería haber más coordinación entre atención primaria y especializada? R. Esto es un clásico que llevamos hablando muchísimos años. Es evidente que en la vida hay que coordinarse para trabajar, igual que hacemos en los actos diarios, y en el caso de médicos de primaria y especialistas esta relación es realmente obligada. P. Pero, ¿se cumple entonces esa interrelación? R. Una cosa es lo que queremos y otra es lo que realmente pasa. La realidad es que todo el mundo tiene un exceso de trabajo, aunque hoy en día ya hay soluciones. La historia electrónica se está introduciendo y para mí realmente ha sido una sorpresa, ya que veía con cierta incertidumbre lo que podría representar. Ahora, que la estoy viviendo día a día, he comprobado cómo me permite acceder a las pruebas que solicita el médico de atención primaria y puedo tener esa información en mi ordenador en tiempo real. A mi me gustaría que la relación fuera más humana, pero hoy día nos quedamos en la quimera romántica. P. ¿Cómo es percibida actualmente la enfermedad por quienes la padecen? R. El asma es una enfermedad crónica, sin embargo actualmente muchas veces me encuentro en las consultas a padres que vienen acompañados de sus hijos adolescentes y me preguntan: “¿Mi hijo tiene asma o es un asmático?”, como si entre el tener una crisis o “ser asmático” hubiera una diferencia abismal. Esto es así porque parece que ser asmático es como un sambenito, sin embargo cuando a alguien se le dice que tiene hipertensión o que es hipertenso no establece un contraste o no ve la diferencia. P. Otro de los problemas con los que se encuentra el asma es el cumplimento terapéutico ¿por qué hay un porcentaje de abandono tan alto? R. En un gran número de casos tanto con sintomatología moderada como crónica, el tratamiento tiene que ser de 365 día al año. Tener que someterse a una medicación todos los días es algo muy duro para los pacientes. De hecho, yo preguntaría a los médicos cuántos de ellos al autorecetarse un antibiótico durante ocho o diez días han aguantado estoicamente hasta la última pastilla, me temo que no sea el cien por cien. Y es que esta actitud es casi consustancial, diría yo, a la naturaleza humana. Por otra parte, el asma tiene una característica. Cuando se sufre, uno se encuentra muy mal, pero con el tratamiento se vuelve a la normalidad enseguida, entonces lo más frecuente es que el paciente se pregunte por qué va a continuar tratándose si ya está bien. P. Entonces, desde su punto de vista ¿qué se debería hacer para mejorar la adhesión al tratamiento en estos casos? R. Lo que tal vez de más resultado sea hablar. El mejor método para la prevención es comunicarse, dedicar tiempo al paciente o al familiar. Con la adhesión al tratamiento del asma ocurre lo mismo, hay que dedicarle tiempo al enfermo. Sin embargo, mucho me temo que con el sistema sanitario actual se ha perdido esa sensibilidad hacia la persona que tiene un problema y aunque todos nos quejamos de la falta de tiempo si se otorgaran más minutos a los enfermos podría haber un cambio en determinadas actitudes. Bien es cierto que éstas son diferentes en cada caso y hay pacientes más cumplidores que otros e incluso en los más dóciles la posibilidad de ver con escepticismo una medicación crónica es muy alta. Por todo esto, hay que verlos una y otra vez, hablarles, empatizar y que fluya esa relación entre médicos generales y especialistas, que resulta imprescindible. P. Existen también terapias que aportan ventajas al tratamiento asmático como es el caso de la tecnología Modulite®, ¿me podría explicar en qué consiste? R. Con esta tecnología se ha conseguido disminuir el tamaño de las partículas, de este modo la resistencia en el aire inhalado y la probabilidad de que alcancen las vías aéreas finas es mucho mayor. El asma es una enfermedad que no sólo afecta a los bronquios grandes, puede haber complicaciones incluso en los alveolos. Un ejemplo típico es el de la población infantil, ya que en este grupo esta enfermedad puede ir mucho más allá del pulmón y de las vías aéreas. En la última década se ha puesto un especial hincapié en las vías aéreas finas y el principal exponente ha sido la tecnología Modulite®, que desde mi punto de vista supone una actuación global sobre la inflamación asmática. P. ¿Qué posibilidades terapéuticas ofrece este método? R. Al combinar formoterol/beclometasona puede dar juego no sólo en el tratamiento de lo que es el asma de forma mantenida sino también como una respuesta ante las crisis, es decir, constituye una terapia a la demanda. P. Además de presentar estos beneficios evidentes para los pacientes, ¿qué otras ventajas ha supuesto este método para los asmáticos? R. En el abordaje del asma se ha producido una evolución. Inicialmente los fármacos antiasmáticos fueron píldoras o jarabes, hasta que aparecieron los inhaladores. Con éstos surgió el tema de los fluorocarbonos y el interés por parte de la industria con el desarrollo del polvo seco. El sistema Modulite® es una vuelta a los sprays, una fórmula que además de ser sencilla el paciente la ve como más original, más propia o, incluso, más vinculada con el asma. Los sistemas de polvo han aportado aspectos ventajosos, pero Modulite® tiene la cualidad de ofrecer una mayor penetración, lo que favorece al paciente. Además, es un producto que se puede llevar en el bolsillo y no es voluminoso, propiedades todas ellas que favorecen la adherencia. P. Y para los neumólogos ¿qué ha supuesto? R. Como es un inhalador y éste es uno de los sistemas más conocidos por los pacientes, tiene la ventaja de que contribuye a facilitar esa comunicación con los enfermos. | viernes, 11 de noviembre de 2011 h |

“La tecnología Modulite@ permite una actuación global sobre la inflamación asmática”

“Detectar factores de riesgo es uno de los problemas en el diagnóstico del asma”