ECTRIMS- ACTRIMS 2011

Tratar antes de la conversión a EM definida

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El estudio Reflex revela que administrar interferón beta 1-a tres veces a la semana a pacientes con un primer brote reduce un 52% el riesgo de recidiva en dos años
CECILIA OSSORIO Env. Esp. a Amsterdam Cada vez es mayor la evidencia científica que apoya que tratar la esclerosis múltiple (EM) desde su primera manifestación clínica contribuye a mejorar el diagnóstico de los pacientes. Como demuestra el estudio Reflex, presentado en el 5º Congreso de los Comités Europeo y Americano para el Tratamiento y la Investigación de la Esclerosis Múltiple (Ectrims y Actrims), la intervención temprana con interferón beta 1-a (Rebif, de Merck) en pacientes con un primer brote reduce el riesgo de conversión a EM clínicamente definida, según los criterios de McDonald. En concreto, según explica Alfredo Rodríguez-Antigüedad, jefe del Servicio de Neurología del Hospital de Basurto, que participó en este estudio multicéntrico internacional de dos años de duración, se aleatorizó a 517 pacientes, algunos con síndrome clínico aislado (CIS) en un esquema de doble ciego en tres ramas: 44 microgramos de interferón beta 1-a tres veces a la semana; la misma dosis administrada una única vez semanal, y placebo. Según los datos clínicos, los que lo tomaban Rebif tres veces a la semana experimentaban un 52 por ciento de reducción del riesgo de tener un segundo brote en dos años, y los que recibían la dosis baja, un 47 por ciento, en comparación con placebo. “Esto demuestra que en dosis menores la intervención precoz también ejerce un efecto potente”, apunta Rodríguez-Antigüedad. En resonancia magnética se comprobó que los tratados con la dosis alta tenían un 92 por ciento de reducción de aparición de lesiones hipotensas (T1), en comparación con el grupo control; y un 70 por ciento menos de nuevas lesiones (T2). Por otro lado, el grupo que recibió la dosis tres veces a la semana mostraron un 81 por ciento menos de actividad en base a la resonancia, y los de la dosis semanal un 63 por ciento. “Se ve una reducción importante en lo referente al freno de la actividad en lesiones activas únicas combinadas (T1 Y T2)”, puntualiza el experto, que hizo hincapié en la buena tolerabilidad del tratamiento, ya que no se registraron efectos adversos de gravedad. Rodríguez-Antigüedad recordó que los criterios de McDonald se basan principalmente en los parámetros radiológicos que se obtienen con resonancia, ya que “por cada síntoma que tiene un paciente aparecen diez lesiones inflamatorias en el cerebro”. Por su parte, Mark Freedman, profesor de Neurología de la Universidad de Ottawa (Ontario, Canadá), puso el acento en que “la máxima exposición es la dosis más efectiva”, como se ha demostrado en el estudio Reflex, y subrayó que la progresión de la enfermedad depende del abordaje de los dos primeros años fundamentalmente, pues la acumulación de discapacidad es menor en aquellos que comienzan el tratamiento de forma precoz. Además, al tratarse de una enfermedad degenerativa, “la parte del cerebro dañada por los primeros eventos desmielinizantes, debido al retraso del inicio de la terapia, no es recuperable”, apostilló. En este sentido, uno de los retos que plantea el abordaje de esta enfermedad no es sólo frenar la enfermedad, para evitar que aparezcan más lesiones inflamatorias en el cerebro. También lo es que, como añadió Rodríguez-Antigüedad, si éstas aparecen, el cerebro sea más resistente y no se dañe. Y yendo más allá, la regeneración de las zonas dañadas. | 2011-10-21T19:00:00+02:00 h |

Yoram Barak, del centro de Salud Mental Abarbanel y la Facultad Sackler de Medicina de la Universidad de Tel-Aviv (Israel), hizo alusión a las implicaciones a corto plazo de la falta de cumplimiento terapéutico en esclerosis múltiple refractaria. Según la evidencia científica, entre el 21 y el 26 por ciento de los pacientes que comienzan tratamiento abandonan la medicación a los seis meses, y un 38 por ciento nunca la ha iniciado. Ahora bien, está demostrado que el riesgo de recaída aumenta un 12 por ciento cuando el denominado “ratio de posesión de medicación”, que mide la proporción de días en que el paciente toma en primera línea un tratamiento modificador de enfermedad, desciende por debajo del 75 por ciento. Además, aunque la fase inicial de recidivas puede durar muchos años, la “ventana de oportunidad” es limitada en el tiempo, y decisiva. Barak quiso hacer un llamamiento de concienciación a los neurólogos, ya que, según puntualizó, una comunicación insuficiente o ineficaz entre médico y paciente puede incrementar el riesgo de no cumplimiento terapéutico hasta un 19 por ciento.

Tanto a dosis altas como bajas se frena la actividad en lesiones activas únicas combinadas

El tratamiento del primer evento desmielinizante condiciona el pronóstico