44º CONGRESO NACIONAL SEPAR

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El tratamiento con CPAC reduce un 25% la aparición de hipertensión y eventos cardiovasculares, pero un 30% de los pacientes lo abandona

La estimulación de los nervios de la faringe, las prótesis mandibulares y el entrenamiento muscular son alternativas en estudio

| 2011-06-24T16:16:00+02:00 h |

Cecilia Ossorio

Oviedo

Hasta hace poco no existía evidencia científica sobre cómo tratar a los pacientes con síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS) asintomáticos, ni sobre los efectos deletéreos de las apneas sobre ellos.

Pero los últimos resultados del Grupo Español de Sueño (GES), que se ha convertido en una referencia a nivel internacional, revelan que el tratamiento con presión positiva continua en la vía aérea (CPAP) disminuye el riesgo de desarrollar hipertensión y eventos cardiovasculares.

Durante el 44º Congreso de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), Ferran Barbé, jefe de Servicio de Neumología del Hospital Universitario Arnau de Vilanova de Lleida, explicó que en un estudio en el que se han seguido 725 pacientes durante cuatro años el riesgo se redujo alrededor del 20-25 por ciento, si bien depende del fenotipo que presente cada caso.

El problema es que, al no padecer síntomas, resulta complicado el cumplimiento con el aparato CPAC, y han comprobado que, a lo largo de esos cuatro años, el 30 por ciento de los pacientes abandona el tratamiento.

En este escenario, en el que la apnea del sueño se posiciona cada vez más como factor de riesgo cardiovascular, surge la necesidad de alternativas terapéuticas más cómodas para los pacientes sin sintomatología. Hay varias en estudio, como la estimulación de los nervios de la faringe —el hipogloso—, que aporta tono a los músculos, realizando una función similar a un marcapasos, y evita el colapso. Según Barbé, ya se han realizado ensayos en humanos con buenos resultados, pero con series de momento muy pequeñas.

Otro tratamiento “con futuro” son las prótesis de lanzamiento mandibular, intraorales, que avanzan la mandíbula y aumentan la vía aérea. Y también figuran los programas de rehabilitación para el entrenamiento de la musculatura faríngea, para que se mantenga abierta.

Apnea y depresión

Por otro lado, se abordó la frecuente asociación de los problemas de sueño con trastornos psiquiátricos, ya que en ocasiones los síntomas se solapan, especialmente en los casos de depresión.

“Hay quien establece un vínculo entre las dos enfermedades, pero existen contradicciones entre varios estudios”, aclaró Barbé. Una de las teorías es que si durante la noche no se respira bien, no llega suficiente oxígeno al cerebro, y se tiene un sueño fragmentado. Estos factores pueden favorecer un sustrato de depresión. Tanto es así que, aunque a partir de la menopausia la prevalencia de apnea del sueño en mujeres es la misma que en los hombres, la sintomatología en ellas es diferente, más inespecífica, y el médico tiende a asociarla con depresión. “Sin embargo, las consecuencias de la enfermedad son más graves en las mujeres, porque las atendemos con un retraso de 10 años con respecto a los hombres, y asociadas a más comorbilidades, como hipertensión, sobrepeso, dislipemia…”, apuntó el experto.

En otro sentido, el insomnio no es inhabitual en los pacientes con apnea del sueño, y hay pacientes que incluso “temen” dormir porque sufren crisis asfícticas.

Como indicó Barbé, cuando el paciente tiene problemas para conciliar el sueño se debe recurrir a tratamientos que lo favorezcan, si bien los medicamentos empleados para el insomnio empeoran la evolución de las apneas.

El 51% de las personas con obesidad padecen síndrome de apneas e hipoapneas de sueño (SAHS).

En España sólo se diagnostica al 5-9% de los 2.150.000 personas que podrían sufrir la enfermedad.

Se estima que la demora en la detección es de 227 días.

En mujeres posmenopáusicas, la patología es igual de prevalente que en hombres pero se detecta hasta 10 años más tarde, porque la sintomatología se confunde con depresión.