| jueves, 17 de octubre de 2013 h |

Ya está incluido en la prestación farmacéutica del SNS el nuevo anticoagulante oral apixabán (comercializado por Bristol-Myers Squibb y Pfizer con el nombre de Eliquis) para prevenir el ictus y la embolia sistémica en pacientes con fibrilación auricular no valvular.

La fibrilación auricular (FA), la arritmia cardíaca más prevalente, constituye en la actualidad “un auténtico problema sociosanitario por su dimensión y consecuencias”, asegura José Ramón González-Juanatey, Jefe de Servicio de Cardiología y UCC del CHUS (Santiago de Compostela), y añade que “la FA se relaciona con el envejecimiento y cardiopatías, en particular cardiopatía hipertensiva. Los datos epidemiológicos de España indican que un 5 por ciento de la población mayor de 75 años sufre dicho trastorno del ritmo cardiaco en cualquiera de sus formas, estimándose en cerca de un millón los pacientes totales en España”.

Según explica este especialista, “las consecuencias de la pérdida de la contracción auricular que determina la arritmia son diversas, aunque la de mayor trascendencia para los pacientes, y por tanto para el sistema sanitario y conjunto de la sociedad, es el incremento del riesgo de ictus derivado de una embolia provocada por un coágulo que desde el corazón alcanza la circulación cerebral”.

Se estima que un 25 por ciento del total de los ictus se relacionan con embolias provocadas por la arritmia y, de ellos, el 60 por ciento está asociado a fibrilación auricular. Además estos ictus son más graves que los aterotrombóticos, provocando una mayor invalidez y con un índice de mortalidad también superior, del 24 por ciento de los pacientes a los 30 días; la probabilidad de muerte en el primer año es del 50 por ciento en pacientes no tratados con un antitrombótico.

Por ello, “todas las guías de práctica clínica indican que una vez establecido el diagnóstico de la arritmia la prioridad debe ser seleccionar a los pacientes para tratamiento anticoagulante que ha demostrado una elevada eficacia en la prevención de esta devastadora complicación”, concluye González-Juanatey.

Los beneficios de apixabán frente a warfarina para prevenir el ictus y las embolias en pacientes con fibrilación auricular no valvular han sido demostrados en el ensayo Aristotle, en el que participaron más de 18.000 pacientes. Apixabán demostró una reducción del riesgo relativo del 21 por ciento para el ictus y la embolia sistémica, del 31 por ciento para el sangrado mayor y del 11 por ciento para mortalidad por cualquier causa. Igualmente, demostró mayor eficacia en la prevención del ictus que la aspirina, con un buen perfil de seguridad.

Sobre este particular, José Vivancos, jefe del Servicio de Neurología del Hospital de la Princesa, en Madrid, explica al respecto que “más del 20 por ciento de las hemorragias intracraneales atendidas el año pasado en nuestro servicio estaban asociadas a los antagonistas de vitamina K. Las hemorragias intracraneales tienen una mortalidad del 50 por ciento tras el primer año y la mitad de los pacientes que sobreviven quedan con secuelas. Las hemorragias gastrointestinales, aunque en general no suelen tener consecuencias graves, en algunos casos pueden requerir incluso una intervención quirúrgica”.

Una de las características de apixabán que más destacan estos dos especialistas es su buen perfil de seguridad, similar a la aspirina, según quedó demostrado en el estudio AverroreS3, y su baja eliminación por la vía renal. “El hecho de que este fármaco sea el que menor porcentaje de eliminación renal tiene entre todos los nuevos anticoagulantes lo convierte en el tratamiento de elección para pacientes que pudieran tener problemas con la función renal, como las personas mayores”, explica Vivancos.