Añadir el anticuerpo monoclonal anti-CD20 obinutuzumab a la quimioterapia estándar con bendamustina en pacientes con linfoma no Hodgkin (LNH) indolente que han fracasado al tratamiento con rituximab reduce significativamente la progresión de la enfermedad, tal y como se desprende de los primeros datos del ensayo clínico Gadolin, presentado en el 51º Congreso de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO), que se está celebrando estos días en Chicago. En concreto, el estudio demuestra una supervivencia libre de progresión (SLP) de 29,2 meses en el grupo de pacientes que recibieron la combinación de obinutuzumab y bendamustina, frente a una SLP de 14 meses en el grupo que recibió tratamiento solo con bendamustina tras el fracaso con rituximab. “Esta estrategia terapéutica duplica la SLP, lo que significa un gran avance para estos paacientes”, ha explicado Helen Sehn, oncóloga médica de la BC Cancer Agency de Vancouver, en Canadáa, y líder del estudio, que tuvo que ser interrumpido a principios de este año por sus buenos resultados. Gadolin es el primer ensayo clínico randomizado fase III que evalúa el beneficio de este nuevo anticuerpo monoclonal anti-CD20 en LNH indolente. Con una muestra de 396 pacientes en seguimiento durante un total de 21 meses, todavía es necesario un seguimiento mayor para determinar el dato de supervivencia global (SG) con esta combinación en estos pacientes. De momento, la conclusión de Sehn es que esta combinación, seguida de un tratamiento de mantenimiento con obinutuzumab, es más eficaz que el tratamiento con bendamustina solo en el tratamiento de estos pacientes con LNH indolente.
Asimismo, se han presentado también del estudio Persist-1, de evaluación de la eficacia del tratamiento con pacritinib en pacientes con mielofibrosis. Con un seguimiento a 24 semanas, un total de 327 pacientes fueron asignados de manera aleatoria a dos brazos de tratamiento: un primer grupo recibió tratamiento con este inhibidor de JAK y al segundo grupo se le administró la mejor terapia disponible (agentes estimulantes de la eritropoyesis, fármacos inmunomoduladores e hidroxiurea; se excluyó ruxolitinib por su no indicación en pacientes con bajo número de plaquetas.). Aunque los efectos ya comenzaron a apreciarse a las cuatro semanas de tratamiento, al finalizar el tratamiento el 19,1 por ciento de los pacientes en tratamiento con pacritinib habían experimentado una reducción del bazo, en comparación con el 4,7 por ciento del grupo en tratamiento con otras terapias. Este tratamiento ha demostrado además ser efectivo en pacientes con niveles muy bajos de plaquetas, un subgrupo de pacientes para el que no existen actualmente tratamientos aprobados por la FDA. En concreto, el 33 por ciento de estos pacientes redujo el tamaño de su bazo con pacritinib, en comparación con el 0 por ciento con los tratamientos estándar.
También en tumores hematológicos, se han presentado datos de un ensayo en fase II con un anticuerpo anti-CD38, daratumumab, que ha demostrado eficacia en monoterapia en una muestra de 106 pacientes con mieloma múltiple que habían fracasado al menos a tres tratamientos previos. Según el estudio Sirius, casi una de cada tres pacientes(29,2 por ciento) respondieron al tratamiento con daratumumab, alcanzando tres de ellos una remisión completa de la enfermedad. En cuanto al resto de pacientes, la tasa de respuesta alcanzaó una media de 7,4 meses, siendo la SLP de 3,7 meses de media. Al año, aproximadamente un 65 por ciento de los pacientes seguían con vida. Menos del 5 por ciento de los pacientes abandaron el tratamiento por el efecto adverso más frecuente, una reacción a la infusión del tratamiento. Actualmente, existen ensayos clínicos en marcha de combinación de daratumumab con otros tratamientos ya existentes, con el objetivo de mejorar las cifras de supervivencia.